Confinamiento | Causas y consecuencias emocionales

Ana María Fernández Poncela
Profesora de Ciencias Sociales | Universidad Autónoma Metropolitana | Ciudad de México

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Resumen

El confinamiento aplicado como medida en la pandemia posee narrativas científicas y políticas, que los medios han propagado, pero cómo lo vivió la población y cuál es su sentir al respecto. Aquí interesa ¿qué piensa y siente la población que lo experimentó? En concreto, sus opiniones sobre las causas y las consecuencias del mismo. Para ello se cuenta con una entrevista a la población de la ciudad de México en el año 2021. Los hallazgos apuntan a un desborde emocional insatisfactorio y doloroso, con sus experiencias positivas de adaptación y aprendizaje; y un discurso justificatorio de su necesidad. Según los testimonios, las causas son proteger ante la amenaza y miedo a la enfermedad. Las consecuencias, un deterioro social, y también de la salud mental y emocional.

Palabras clave: Confinamiento, sociedad, experiencias, opiniones, emociones.

Introducción

Este texto es fruto de una investigación cualitativa sobre el confinamiento, y las opiniones de sus causas y consecuencias. En estas últimas se incluyeron las emociones -enunciadas- no así en las primeras, aunque surgieron por inferencia -reconstrucción a posteriori– a través de indicios de la situación (Plantin, 2014). Como afirma Elster (2002, p. 485-6): “las emociones importan porque si no las tuviéramos, nada más importaría…las emociones son la materia de la vida…el cemento o el vínculo más importante que nos liga a las demás personas” y “muchas formas de comportamiento humano serían ininteligibles si no las viéramos a través del prisma de las emociones”. Esto destaca en este trabajo que subraya el carácter de las emociones no tanto como un estado cualitativo afectivo del sujeto que las experimenta, sino el estado mental intencional racional o inconsciente que apunta hacia un objeto figurado por un sujeto que tiene una visión del mundo, lo juzga según valores que se construyen consensualmente en la sociedad, y saberes de creencia de imaginarios sociales discursivos, como soporte disparador del estado cualitativo de la persona y reacción comportamental individual y colectiva (Charaudeau, 2011). Percepciones, opiniones, valoraciones y vivencias se recogen en los testimonios aportando visiones desde la población sobre el tema, reconstruyendo su pensar y sentir de forma particular recabando la voz de los protagonistas que experimentaron la situación, y su explicación respecto a la misma.

Objetivos, metodología y teorías

En septiembre y octubre del año 2021, a año y medio del inicio de la pandemia, se aplicó una entrevista a población de la Ciudad de México sobre el confinamiento. El objetivo es tener un panorama de la opinión de la ciudadanía, toda vez que su explicación y significado de dicha medida, a través de sus representaciones sociodiscursivas, universos de creencias compartidas, relatos subjetivos y su vivencia. Fueron entrevistados 42 hombres y 43 mujeres, en total 85 personas, de entre 18 y 79 años residentes en casi todas las alcaldías de la urbe y con ocupaciones y niveles socio económicos y educativos diferentes [1] Advertir que si bien es un estudio cualitativo, a la hora del análisis se consideró oportuno el cuantificar varios temas, ello con objeto de obtener claras tendencias de opinión según campos semánticos de expresión.

Algunas preguntas giraron alrededor del confinamiento, en particular una sobre las causas y varias en torno a las consecuencias. Con el deseo de no restringir la mirada interpretativa, se trabajó desde la perspectiva de la teoría fundamentada basada en el análisis de los datos cualitativos de investigación para construir teoría. Se buscó las percepciones, significados, interacciones y experiencias como procesos subjetivos que elaboran y configuran las personas; descubriendo procesos interpretativos de comportamientos colectivos a través del estudio sustantivo donde prima lo empírico y en él la emergencia de la información. Con posterioridad se procedió a la descripción y ordenamiento conceptual de datos según propiedades y dimensiones; teniendo en cuenta el contexto histórico cultural, pensamientos y experiencias humanas, la inducción y la reflexividad, creando conocimiento situado y testimonios encarnados (Glasser & Strauss, 2006; Corbin & Strauss, 2008).

Los conceptos surgen directamente de los datos y la codificación al realizar el análisis. Las categorías aparecen a partir de dimensiones y propiedades. Se ralizan comparaciones constantes y preguntas generadoras que van haciendo el trabajo. Hay una reordenación continuada a través de notas y diagramas. Se observan los conceptos emergentes, relaciones, significaciones. Hay que leer y releer, fragmentar, reintegrar, conceptualizar. Finalmente, sintetizar el análisis en temas, integrar categorías para conseguir un marco teórico.

a) Conceptos creados a través de los datos que se agrupan en categorías o conceptos; b) El desarrollo de categorías en términos de sus propiedades y dimensiones; c) La integración de categorías y niveles más bajos de conceptos en un marco teórico que ofrece información sobre un fenómeno o una serie de fenómenos y que da pistas para la acción. Esta integración final es la que lleva los hallazgos de la investigación de la descripción a la teoría (Corbin, 2016, p.17).

En el proceso de análisis de las opiniones sobre las causas surgió con voz propia el continuum emocional inverso o hacia el origen de la acción -el pasado-, que describía la acción producto de una necesidad que a su vez era provocada por una emoción, originada en la percepción, con lo cual entre otras cuestiones se retomó el enfoque gestalt (Muñoz, 2009). Todo ello producto del trabajo con los datos empíricos -aunque la pregunta solo invitaba a expresar opinión-. Dicho de forma sucinta, la acción de quedarse en casa, proviene de la intención de satisfacer la necesidad de protección que es la función de la emoción de miedo, y esta de la percepción de inseguridad.

Acciónnecesidademociónpercepción

En cuanto al análisis de las consecuencias fue amplio y variado. No obstante, también reapareció el continuum emocional en dirección directa -presente y futuro-, pues se partía de sensaciones, pasando por pensamientos y creencias, seguidos de emociones y sentimientos que conducían a satisfacer necesidades con conductas según hábitos y rutinas, en general a su cambio y adaptación. Parte de ello surge del análisis de los datos, sin embargo, varias preguntas aquí sí giran en torno a las emociones vivenciadas de la situación y sus efectos posteriores.

Sensación pensamiento/creencia  emoción/sentimiento  necesidades ⇒ hábitos/rutinas (acciones, conductas, comportamientos)

Otro asunto que surgió fue los modos de relación también según la gestalt (Muñoz 2014), ya que la interrelación personal o grupal -o su opuesto- es lo central en el confinamiento. Destaca la fijación mental, la introyección mediática, el aislamiento emocional y la confluencia familiar -con quienes se convive o por medio de llamadas a través de celular y plataformas- en el aislamiento físico.

A las emociones fincadas en el sujeto, hay que añadir las propiamente sociales en el sentido de compartidas, cuyo análisis se inspira en autores como Charaudeau (2014) y sus enfoques sobre saberes de creencia y saberes de conocimiento, y cómo la representación emocinal del imaginario sociodiscursivo se impone por juicios, valores y normas sociales, o también Elster (2002), y de manera particular los aportes de la psicología social de Moscovici (2008) que explica el comportamiento social.

Finalmente, se concatenaron causas y consecuencias, y si el origen de las causas fue el miedo, el efecto de las consecuencias se expresa en estrés, ansiedad y depresión, a veces tranquilidad y seguridad, en ocasiones ambas combinadas. Para evitar el virus y el contagio según la narrativa oficial se confinó, y más allá de la valoración sanitaria de la medida, las consecuencias apuntan al desarrollo de problemas emocionales. Es decir, ya en términos psicológicos y sociales, para paliar el miedo y crear efecto de seguridad se llevó a cabo la cuarentena y el resultado fue el deterioro de la salud mental y el desarrollo de modos de relación no muy saludables o todo lo contrario.

Definiciones, prácticas e investigaciones

La OMS declaró la alerta por pandemia en marzo del 2020, también recomendó las medidas sociosanitarias, no exentas de contradicciones según algunos científicos, y los gobiernos de los países siguieron el criterio dominante en el mundo, las presiones mediáticas y sociales, y las aplicaron según sus circunstancias y posibilidades.

Las medidas de distanciamiento físico y restricción de desplazamientos aplicadas en gran escala, llamadas frecuentemente medidas de ‘confinamiento’, pueden desacelerar la transmisión de la COVID-19 al limitar los contactos entre personas. Ahora bien, estas medidas pueden tener un profundo efecto negativo en las personas, las comunidades y las sociedades, dado que conllevan casi la paralización de la vida social y económica. Estas medidas afectan desproporcionadamente a los grupos desfavorecidos…La OMS reconoce que, en determinados momentos, algunos países no tuvieron otra opción que promulgar órdenes de confinamiento y otras medidas, con el fin de ganar tiempo. La OMS confía en que los países utilizarán intervenciones específicas, donde y cuando sean necesarias (OMS, 2020, p.1).

David Nabarro encargado de la OMS para el coronavirus en Europa, dijo: «Apelamos a todos los líderes mundiales: dejen de utilizar el confinamiento como su principal método de control”, hace que “la gente pobre sea mucho más pobre”, “no abogamos por las cuarentenas como el principal medio de control de este virus” (INFOBAE, 2020, s/p).

La campaña en México adquirió el lema de “Quédate en casa”. “Durante esta Nueva Normalidad y si tu localidad está en semáforo rojo, debes quedarte en casa. Recuerda que el coronavirus es muy contagioso y si no se siguen las recomendaciones de las autoridades, puede haber un rebrote de la enfermedad”. (Gobierno de México, 2020a, s/p). El quedarse en casa era la forma de cómo “frenar” la epidemia con “responsabilidad” y el “protégete tú” y “proteger a los demás”. Por otra parte, se tiene presente en el gobierno y desde el primer momento los estragos en la salud mental que el confinamiento significaba, por lo que incluso hubo recomendaciones de carácter práctico.

Mantente ocupado en actividades productivas y positivas, comparte tiempo con la familia, colabora en las tareas del hogar, practica la tolerancia, solidaridad y respeto. Si te distraes pueden llegar los villanos «miedo», «ansiedad» y «alejamiento» para tratar de confundirte…es normal que a lo largo del día tengamos episodios de ansiedad o nerviosismo…No lo olvides, una mente tranquila, es una mente saludable (Gobierno de México, 2020b, s/p).

En el país los confinamientos fueron voluntarios, con recomendación insistente en los medios, si bien el cierre de empresas, instituciones, espacios y actividades pública fue de carácter obligatorio. De hecho, la población los aceptó con beneplácito según las encuestas del momento, mientras sectores políticos internos y organismos internacionales criticaban al gobierno por no implementar más y más rigurosas medidas (Mitofsky, 2020; El Financiero, 2020).

Respecto a los estudios sobre el confinamiento, algunos reconocieron o subrayaron su cuestionada eficacia y expusieron las contraindicaciones desde los primeros momentos (Broocks, et al., 2020) El ejemplo de Suecia ha sido paradigmático, sin confinamiento no hubo ni más contagios ni más muertos que en otros lugares con férreos y prolongados encierros. Otro es el de Reino Unido donde la dura ejecución del encierro se debió al parecer, más que por causas sanitarias a políticas públicas de gabinetes psicológicos conductuales del gobierno (Dodsworth, 2021).

Por solo mencionar alguna de las múltiples investigaciones al respecto, la reciente del Johns Hopkins Institute afirma que los cierres y restricciones se han exagerado y no han tenido el efecto esperado por lo que aconseja rechazarse como instrumento político (Herby et al. 2022). No hay evidencia que han evitado contagios y doblado la curva de nuevos casos. Sí hay constancia de los daños en enfermedades físicas y mentales, en la infancia, la drogadicción, la violencia, y las pérdidas de empleos, cierre de negocios, aumento de la pobreza. Incluso se afirma que todo fue político desde el primer día (Bendavid, et al. 2021). Pero más allá de organizaciones internacionales, gobiernos y estudios, qué opina la ciudadanía, objetivo de este trabajo, y lo que se presenta a lo largo de estas páginas.

Las causas del confinamiento

Para iniciar y con objeto de contextualizar la opinión de la ciudadanía consultada, se presenta la descripción de la respuesta a la pregunta de la fuente de información sobre la pandemia. La mayoría señala la televisión como el medio principal, seguido de redes e internet; que sumadas estas dos últimas opciones, sería numéricamente la más importante, sin embargo, en ellas también se reproducen otras fuentes, tales como la misma televisión o los periódicos, por ejemplo. Hay que mencionar que hubo personas que respondieron también varias opciones. Respecto al análisis subrayar que se trata de información oficial recabada desde las autoridades expertas, tales como OMS o CDC hasta lo que dice el vecino o el compañero de trabajo, si bien mayoritariamente los medios de comunicación y la televisión en particular tienen un influjo notable (Sartori, 2004), como se observa en la tabla 1. Únicamente añadir que el discurso mediático por aquellos días era único y global, intenso e insistente, y al parecer según los testimonios, la ciudadanía lo siguió de cerca.

Tabla 1. Medios y personas fuente de información de la pandemia

Medios comunicación

Personas alrededor

Autoridades

Televisión 54

Familia 11

Personales

Redes 38

Médicos 7

AMLO 7, López Gatell 7

Internet 27

Amigos 7

Institucionales

Celular 7

Compañeros trabajo 4

Instituciones 5

Radio 9

Vecinos 2

Secretaría salud 3

Periódico 8

OMS 3, CDC 2

Fuente: elaboración propia con base a la entrevista.

Si bien esta investigación es cualitativa, interesa tener la tendencia cuantitativa sobre cuál es el medio de información, pues se trata de una cuestión que se vivencía en parte a través del discurso científico, político y mediático. Esto es, donde la cultura, la sociedad, los medios y la política juegan un destacado papel, es decir hay una mediación, y más que se piensa o vivencía un hecho real en primera persona, se trata de percepción de segundo orden según Watzlawick (2003) producto de la comunicación. Las realidades de primer orden son la situación física real, observable y verificable, objetiva. En este caso, se trata de la percepción e interpretación, la de las personas entrevistadas sobre el discurso político y mediático que llega por medio de la información a la que tienen acceso. El significado y valor asignado de manera subjetiva según saberes de creencias, en principio externos, que comprometen al sujeto a tomar partido con respecto a valores sociales, no saberes de conocimiento. Aquí tiene lugar una representación emocional de la situación, un juicio de valor compartido colectivamente, instituído normativamente que orienta el pensar y el sentir sobre algo (Charaudeau, 2013). Lo que en gestalt sería una percepción introyectada que conduce a una emoción o sentimiento mediado por el lenguaje y la cultura más que por una experiencia presente de la persona (Muñoz, 2009).

Ya en concreto sobre las causas, “Según su opinión ¿para qué se realizó el quedarse en casa?”, fue la pregunta desencadenante de lo aquí analizado. La respuesta mayoritaria vino de la mano de verbos en infinitivo que denotan acción, estado en proceso, curiosamente en el marco de la inacción -quedarse en casa y aislarse físicamente-. Un tiempo verbal que hace funciones de sustantivo en la oración, refleja una acción de forma genérica y de manera no personal. Por otra parte, otro grupo de respuestas fue enunciada por el adverbio “no” que expresa negación y se emplea para negar el verbo y acción que acompaña, con diferentes sujetos y tiempos. Lo cual significa una suerte de acción genérica, no personal y externa. Se trata pues, de saberes de creencias, representaciones e imaginarios sociales (Charaudeau, 2013), introyectos culturales (Muñoz 2009), incluso mandatos de comportamiento social (Moscovici, 2008).

Tabla 2. Para qué se realizó el “quedarse en casa”

Evitar 30

Qué se evita

Cuidar 10

Qué se cuida

Frenar 6

Contagios

Proteger 7

Cuidarme yo

Disminuir 6

COVID

Seguridad 3

Yo y famila, seres queridos, personas vulnerables

Retrasar 5

Virus

Resguardar 1

Controlar 3

Enfermedad

De qué se cuida

Contener 2

Pandemia

Total 21

Contagio

Mitigar 1

Propagación, ola, curva

Contagiar

Detener 1

Contagiarme

Contagiarnos

Total 54

Evitar 10

Saturación hospital

Cuidar No

Servicios médicos

Propagar 4

Camas

Enfermar 1

Colapso

Exponernos 1

Catástrofe

Adquirir 1

Total 10

Expandir 1

Propagar 1

Total 9

Fuente: elaboración propia con base a la entrevista.

De nuevo se cerró a posteriori la información y se cuantificó (tabla 2) con objeto de obtener tendencias semánticas, conceptos y categorías. La mayoría apunta el verbo en infinitivo “evitar” en el sentido de distanciarse y apartarse y “frenar” -relacionado con los mensajes de la campaña sanitaria- que va en la dirección de defensa hacia afuera, y varios más, como “disminuir” o incluso “detener”. El evitar no solo es el contagio y la enfermedad, también aparece en numerosas ocasiones con relación a no saturar camas y centros médicos -objetivo anunciado del gobierno-. Por otro lado, está en la dirección hacia adentro de protección el “cuidar” y “proteger”, el yo y los otros, los cercanos o vulnerables, por seguridad. De hecho, el evitar y frenar es también proteger y cuidar. Una acción que equivale a inacción en el sentido de no salir y quedarse en casa, protegiéndose por seguridad, el aislamiento social preventivo. Que como se verá en su momento se trata de un modo de relación, aislarse del contacto (Muñoz, 2014), con las consecuencias psicosociales que ello comporta como también se presentará. A continuación algunas transcripciones de las entrevistas en el sentido mencionado, evitar contagios, no contagiar, cuidar y evitar la saturación del sistema de sanidad en el país.

“Para frenar la curva de contagios” (h, 50, Tl)

“Para no tener contacto con las personas u objetos que tengan COVID y así disminuir el contagio” (h, 25, Xo)

“Para no contagiarnos y no contagiar a nuestros seres queridos” (h, 19, Xo)

“Para no contagiarnos ni exponernos y protegernos” (m, 45, Az)

“Para evitar la saturación de hospitales” (h, 25, Xo)

“Pues para resguardarnos del virus y que la propagación fuera más lenta y así se pudiera dar servicio médico a los enfermos sin abarrotar los hospitales” (h, 40, Xo)

“Para evitar que el número de contagios y decesos fuera catastrófico, evitar el colapso del sistema” (m, 40, Tl)

“Para cuidarnos del virus y no contagiar ni contagiarnos” (m, 50, Xo)

“Para evitar el contagio en personas vulnerables como ancianos, niños y personas con enfermedades crónicas degenerativas. Es una medida para evitar que el sistema de salud colapse” (m, 44, MA)

Como se recoge en las narraciones va del “frenar” al “cuidar”, incluso se trata de evitar la “catástrofe”, como se expresa. Desde una primera mirada analítica el “Quédate en casa” es producto de evitar la enfermedad, cuidar la salud y no saturar los hospitales. Añadir únicamente, que otro interrogante iba en el sentido de si consideraban el confinamiento correcto y satisfactorio, y la práctica todalidad de las y los entrevistados dieron una respuesta afirmativa. Lo cual concuerda con estudios y encuestas al respecto (Mitofsky, 2020).

Llegados a este punto, sobre las causas, es posible desarrollar explicaciones más profundas. Desde una descripción densa que pretende desentrañar estructuras de significación superpuestas y entrelazadas, una interpretación más completa y compleja (Geertz 1996), señalar que este frenar y cuidar en realidad es una necesidad de seguridad que se desprende de la emoción del miedo, cuya función es proteger, misma que se intenta satisfacer con la acción de quedarse en casa -que es inacción a la vez-. Lo anterior según el continuum emocional gestáltico (Muñoz, 2009). Más aún, estos verbos de evitar y proteger son producto del miedo -no expresado en enunciados de emoción directamente en los relatos-, del miedo al virus se entiente, el contagio, la enfermedad y la muerte, pero ¿hay otros miedos más profundos o incluso inconscientes detrás o al lado de este miedo primigenio a la muerte?

Las causas directas, enunciadas explícitamente son evitar el contagio y proteger la salud. Causas que cubren la satisfacción de la necesidad de sobrevivencia como reacción de los mamíferos. Si esto se extrapola a las emociones sociales compartidas es posible pensar también en el miedo social de Bauman (2007), su metáfora de la muerte social, la exclusión. Esto es, el miedo al otro (Daillie, 2016), también ancestral. Y la necesidad viene dada en este supuesto, de la protección hacia los de arriba y los de al lado -gobierno y ciudadanía-. Se configura así la obediencia, la conformidad y el pensamiento de grupo (Levine y Pavelchack, 2008; Tajfel ,1978). Las emociones sociales fincadas en imaginarios sociohistóricos y universos de creencias compartidas implican, cohesión, pertenencia, reconocmiento, y también valores, juicios, normas y sanciones sociales consensuadas (Charaudeau, 2014). Así ese prevenir sanitario, causa según la población del confinamiento, está configurado por el miedo biológico de sobrevivencia activado por la amenaza del discurso mediático y el miedo de expulsión social derivado de no obedecer o no asentir a la presión social circundante.

En primer lugar, tiene lugar la obediencia y seguimiento de las medidas sociosanitarias del gobierno y organismos internacionales. Mismas que obedecen a las creencias y cultura de una época, así como los dictados de un discurso científico determinado, o sea se trata de una cuestión política de obediencia a la autoridad, sin olvidar, en segundo lugar, la posibilidad de la influencia de la conformidad social y el pensamiento de grupo (Levine y Pavelchack, 2008; Tajfel, 1978). La obediencia surge del miedo a la autoridad, y la conformidad del temor a la colectividad, castigo, señalamiento social y exclusión. Proteger, como se dijo, es la función del miedo (Muñoz, 2009), ya sea a la enfermedad, ya sea a otros individuos o grupos. En el caso que nos ocupa la causa del confinamiento según la opinión recabada entre la población es frenar el contagio y cuidar la salud, necesidad dictaminada por la autoridad y propagada por los medios, toda vez que sostenida y sentida por la ciudadanía ante la amenaza de enfermedad y muerte, intensa y reiterada en los medios, que causó conmoción y alarma, como se refleja también en los testimonios presentados. Si bien no hay enunciados directos y explícitos de emoción (Plantin, 2014), lo que sí es posible realizar es una inferencia y reconstrucción de la situación y clima emocional por los indicios que aparece en el relato.

Acción necesidad emoción

Quedarse en casa protección: evitar y cuidar miedo físico

Quedarse en casa protección: obediencia y/o conformidad miedo social

Así que el análisis de las causas conduce o se origina en el miedo físico y también en el miedo social, miedo al virus y miedo al otro, emoción esta última como apunta Bauman (2007) cada vez más generalizada. Y si las causas se inician en el miedo, las consecuencias desembocan también en un grupo de emociones producto del aislamiento y confinamiento, que crea seguridad por una parte, toda vez que contribuye al deterioro de la salud mental, por otra.

Las consecuencias del confinamiento

Sobre las consecuencias del confinamiento había en la entrevista una bateria de preguntas, aquí se retoman las directamente relacionadas con el tema, en general y básicamente sobresale el punto de la familia y las relaciones personales, por una parte y de otra, todo lo que tiene que ver con el mundo mental, emocional y de los hábitos cotidianos de cada quien.

Las familias y las relaciones

En el asunto de las relaciones familiares es donde afloraron las emociones. Primero, la familia extensa y las amistades a quienes ya no fue posible frecuentar, lo cual provoca tristeza y frustración, como sentimientos más nombrados (tabla 3) [2].

Tabla 3. Familia y amistades que no podían ver o relacionarse

Campo de la tristeza

Campo del enojo

Otras expresiones

Tristeza 11

Frustrante 8

Paciencia 4

Deprimida 3

Estresado 3

Aprender 1

Nostalgia, melancolía 3

Ansiedad 2

Valorar 1

Extraño 1

Desesperante 1

Adaptación 1

Desolación 1

Mal humor 1

Aburrida 1

Horrible 1

Presión 1

Difícil 7

Miedo 2

Complilcado 1

Fuente: elaboración propia con base a la entrevista.

Varias narraciones se encuentran en el campo semántico de la tristeza, otras en el del enojo a través de la frustración. Otras más, se fincan en la paciencia. En ocasiones aparece el miedo. Y a veces, un dejo de optimismo y la reiteración: “es por el bien de todos”.

“Triste ya que para el ser humano es necesaria la convivencia” (h, 25, Xo).

“Es frustrante el saber que no puedes visitar a personas queridas y relación de amigos” (h, 33, GM)

Fue difícil al principio pero aprendimos a sobrellevarlo y ser pacientes” (h, 41, CM)

“Pues con mis papas nos dejamos de visitar un año, fue tremendo, y además no nos abrazamos como antes, ahora existe un miedo por así decirlo, nos abrazamos con desconfianza. Apenas hace dos meses nos reunimos hermanos y padres, pero respetamos a cabalidad no juntarnos con los abuelos” (h, 40 Xo)

Pues yo pienso que habrá tiempos mejores para estar con la familia y festejar con amistades” (h, 40, Co).

“Entendí que era por el bien de todos, habrá más vida en otro momento para reuniones” (m, 44, Xo)

Por otra parte, se argumentó que gracias a la tecnología se pudo estar en contacto, las redes y sobre todo las videollamadas -mencionadas en dieciseis ocasiones-, demuestran la importancia del contacto virtual para mantener las relaciones a distancia.

“La tecnología ha ayudado mucho en ese sentido, estamos en constante comunicación, la videollamada resultó muy útil en esta pandemia” (m, 45, Iz)

“Hacemos videollamadas para platicar. Pero también valoré mucho a las personas que viven en casa, ya que no convivimos y con el confinamiento reaprendimos a vivir y convivir” (m. 44, MA)

El modo de relación (Muñoz, 2014) que se observa es el de “aislamiento” por las circunstancias y el seguir las medidas de la cuarentena. No obstante, a través de las relaciones virtuales, redes y videollamadas, puede observarse que hay “confluencia”. Confluencia significa unión, querer pertenecer, satisfacer la necesidad de ser con los otros. La confluencia positiva permite unirse y compartir, ofrece seguridad, confianza y mantener una relación equilibrada. Si es disfuncional hay dependencia, pérdida de individualidad y autonomía, un deseo de perderse con el otro por miedo a la soledad o el abandono, no se toleran diferencias ni disidencias (Muñoz, 2014). Una confluencia virtual y una confluencia de sentires y de ideas, que da seguridad física y social, quizás a costa de la individualidad y el pensamiento propio, cuando los introyectos cultuales predominan y domina un discurso único global sobre lo que acontece y se debe hacer.

Segundo, la familia de convivencia en la residencia, se describe con sus apoyos o sus conflictos, predominando lo primero sin obviar lo segundo. En la familia que comparte vivienda la “confluencia” (Muñoz, 2014) es el modo de relación dominante, con lo satisfactorio al ser funcional y lo insatisfactorio de la disfuncionalidad. La confluencia tradicional de la familia mexicana se exhacerba si cabe según las muestras de valoración favorables que se obtinen en los relatos, reiteradas e intensas en general.

Tabla 4. Relación familia de convivencia

Covivencia satisfactoria

Aprendizajes

Convivencia disfuncional

Convivir bien 8

Aprender convivir 3

Conflictos 3

Más tiempo juntos 8

Mejorar relación 2

Estresados 3

Mejora relación 5

Paciencia 2

Peleas 2

Valorar, aprovechar, bendecir 5

Tolerancia 2

Fricciones 2

Más unión 4

Complicado 2

Más comunicación 3

Difícil 1

Conocer más 2

Peleas 1

Más apego 2

Triste 1

Apoyo

Ayuda

Fuente: elaboración propia con base a la entrevista.

Lo positivo es la convivencia, la relación, la unión, el apego, el conocimiento, la comunicación, el tiempo, hacer las cosas juntos, fortalecer lazos, ser equipo, apoyo y compañía. Todo esto se reiteró en un discurso centrado en la valoración, que fue desde la mejora de relaciones, la satisfacción por convivir, hasta la bendición del hecho de pasar el confinamiento en familia (tabla 4).

Ha sido buena la relación, con más unión” (h, 43, AO)

“Contento porque paso más tiempo con mi familia (h, 21, Iz)

Lo aproveché para convivir más con mi familia” (m, 44, Xo)

“Ellos han sido mi apoyo y compañía este tiempo, nos llevamos muy bien” (m, 55, Iz)

“He aprendido a ser paciente con ellos y también a ser más tolerante” (h, 29, Xo)

También apareció el conflicto aunque, en menor medida numéricamente hablando. El estrés, por la convivencia forzada y duradera, y la carencia de espacios, fue la alusión más común, así como, peleas por falta de dinero y trabajo, o irritabilidad ante el encierro, fueron algunas de las explicaciones dadas.

Pues tratamos de llevarla muy bien, pero por lo mismo de que siempre estamos dentro, algunas veces llega a ser pesado, tratamos de no discutir y tratar de acercarnos más día con día” (h, 33, GM)

Si bien hemos tenido momentos de convivencia, he notado que llega a ser irritante el compartir los espacios 24/7 con todos los integrantes. No todas las casas cuentan con una habitación por integrante y ello complica más la convivencia” (h, 47, Iz)

“Muy mal porque tuvimos muchas peleas por la falta de dinero y de trabajo, muy estresante” (h, 37, Azc)

En un balance de lo anterior si bien las emociones desagradables o dolorosas predominan con relación a no poder ver y estar con amigos y familiares, las agradables parecer reinar en la convivencia de la familia en casa, además algunos desencuentros que también tuvieron lugar en este espacio por el encierro y espacios.

Las sensaciones, pensamientos, emociones y hábitos

Interesa conocer también las sensaciones corporales (tabla 5), donde el sobrepeso, los dolores en general, problemas de sueño, falta de ejercicio y sedentarismo, fueron las respuestas más destacadas. Cuestiones estas que coinciden con las estadísticas para el país sobre el tema (Mitofsky, 2020). Por otro lado, tanto en esta como en las siguientes dos preguntas sobre la mente y las emociones el “nada”, “ninguna”, “igual”, “normal”, fueron usuales, quizás reflejo de desinterés, posiblemente expresión de la dificultad de conocer y expresar sensaciones, pensamientos y sentimientos, o hacerse responsables de ellos. Para este primer caso de las sensaciones corporales, 17 personas dijeron ninguna, nada, normal o igual, por ejemplo.

Tabla 5. Sensaciones en el cuerpo

Insatisfactorias

Satisfactorias

Aumento de peso 22

Disfruto estar en casa 4

Dolores articulares, musculares, espalda, cabeza, panza y algunas enfermedades (artritis, gastritis) 12

Paz 1

Insomnio o problemas de sueño 7

Sedentarismo 5

Pesada, lento, pereza, flojera 5

Cansancio, fatiga, 4

Ánimo bajo 3

Estrés, tensión 3

Enojo, frustración 2

Mal, malestar 2

Confusa 1

Fuente: elaboración propia con base a la entrevista.

Destaca, como se dijo, el aumento de peso -relacionado con estrés y ansiedad-, por un lado y por otro lado, dolores, en especial articulares y musculares, y algunas enfermedades.

“Pues desarrollé gastritis y engordé, una ansiedad por comer” (h, 33, Xo)

“Subí de peso como 20 kilos, me siento mal” (m, 50, Xo)

“Estrés y subida de peso. Aumenté 15 kilos, pero ya estoy poniendo de mi parte para bajarlos” (h, 28, Iz)

“Cansancio, dolor de articulaciones, a veces falta de sueño” (h, 43, AO)

“Desafortunadamente mi cuerpo ha sufrido el hecho de tener que mantenerse sentada frente a un monitor durante horas a diario. Me siento pesado, con el cuerpo adolorido” (h, 47, Iz)

Las alteraciones del sueño y el insomnio, las alimentarias ya comentadas, junto al sedentarismo -acompañado de falta de energía y afición a las pantallas-, el cansancio y carencia de ánimo, fueron otras sensaciones corporales reportadas en las entrevistas.

“Al principio de la pandemia no podía dormir” (m, 24, Tl)

Pues mis rutinas cambiaron, me levanto más tarde y duermo también muy tarde…duermo más de lo normal, aun así, sigo con sueño. Creo que subí de peso” (m, 40, Tl)

“Aumento de peso, sedentarismo” (h, 23, Tl)

“Subí de peso, perdí el ritmo o rutina de mis actividades deportivas, me volví un poco perezoso, ya que empiezas a ver series o películas” (h, 33 GM)

“Al principio me comenzó a dar mucha flojera y falta de ánimo para trabajar… No tenía energía y me daban ganas de comer comida chatarra de repente. Solo quería ver películas y así” (m, 32, Co)

En cuanto a las ideas de la mente, pensamientos y creencias, las narraciones son variadas, apuntan también a emociones además de ideas. Se reitera el estrés y la frustracion, la desilusión, desesperación y desesperanza, así como miedo, ansiedad y angustia, además de tristeza. También se expresa la necesidad de adaptarse y aprender, de introspectar y cambiar hacia otra forma de pensar y desde una mirada positiva. Algo que aparece con frecuencia es el impacto de la pandemia en el cambio de pensamientos, si bien de diferentes modos, así como la invitación a la reflexión sobre la vida y la muerte. Doce gentes afirman no haber experimentado cambio alguno en sus pensamientos y que todo está igual en la mente.

Algo que sí es una idea, que puede considerarse “fijación”, en el sentido de modo de relación que se concentra en una figura, lo cual permite cumplir metas y puede ser habilidad, pero cuando es rígida es disfuncional (Muñoz, 2014), son las expresiones repetidas: “Quiero regresar a la normalidad”.

Otras cuestiones que surgieron eran en torno al valor de la vida ante la muerte o la unión en oración y el entregarse a Dios, seguramente por la palabra creencia en el enunciado del interrogante. También se dice que se cree en la ciencia y en el virus. Eso sí, aparecen constantemente en las respuestas, los que no creen, los que no entienden y los irresponsables, lo cual también lleva a pensar en una suerte de idea fija (Muñoz, 2014) especialmente por que no es parte de la pregunta.

“Valorar la vida y sentir que estoy en tiempos extras. Revalorar la vida y la muerte” (m, 62, Iz)

“Me apegue más a Dios” (m, 26, Co)

“Orar para que la gente entienda que todavía no debe de bajar la guardia” (h, 46, Iz)

“Soy creyente en Dios Jesús Cristo, por tener fe en algo…Confío en la ciencia en este tema” (h, 40, Xo)

“No porque yo sí creo, no como mucha gente que piensa que es mentira, más porque he tenido gente allegada a mí, ya sea familiar, vecinos o amigos, que han fallecido de COVID” (h, 48, GM)

Como se dijo, expresaron las emociones en las ideas. El miedo persiste, a veces provocado por escuchar “malas noticias” o por “salir a la calle”. Además del estrés y la ansiedad que se mencionan constantemente. Todas las emociones que se reiteran tienen que ver con la “fijación” (Muñoz, 2014) por “introyección” ante la noticia de la amenaza en los medios o la constatación por experiencia de conocidos enfermos en el entorno.

“A veces siento temor de escuchar malas noticias” (h, 25, Xo)

“En un momento la saturación de información respecto a la pandemia me colocó en una situación de desesperación y temor. Mi mente solo pensaba en la enfermedad y en que en cualquier momento alguien cercano a mí podía contagiarse y morir. Decidí dejar de ver noticias a todas horas” (h, 47, Iz)

“Vivo con miedo de que en algún momento en mis salidas al trabajo y convivir con gente pueda contagiarme” (h, 45, MA)

También se alude al cambio de la forma de ver las cosas y a la adquisición de mayor madurez, de ser mejor persona, además de más tolerante, entre otras cosas.

“Pues a madurar ideas para querer más sanamente” (h, 47, Tl)

“Cambió por completo mi manera de ver las cosas, con más madurez” (h, 19, Xo)

“He abierto más mi mente y me ha ayudado a ser más tolerante” (m, 44, Xo)

“Sí, aprendes a ver la vida diferente, y a valorar a la familia, y también el trabajo” (m,31, Iz)

“Cambio en pensamiento, ser una mejor persona” (m, 50 Co)

El cambio, eso sí en diferentes etapas y en distintos sentidos, que ha supuesto el antes y el después de la pandemia, para la mente de las personas. La fe en Dios aporta fortaleza de pensamiento. Eso sí, la “fijación” (Muñoz, 2014) hacia quien es irresponsable reaparece como pensamiento obsesivo, además se aportan relatos de vivencias de contagios y muertes en el entorno.

Al principio me bloqueé, dejé de tener ilusiones por todo lo que estaba pasando. Pero después comencé a trabajar. Soy cristiana y siento que mi fe y acercamiento a Dios se incrementó muchísimo” (m, 32, Co)

“Estoy más tranquila y me he conectado más con mis valores y creencias religiosas. Estoy más positiva a diferencia de hace un año” (m, 44, MA)

“Soy creyente en una fuerza superior. No he perdido la fe. En cuanto a ideas en mi mente, trato de no leer nada de ideas conspiracioncitas, ya que me encuentro susceptible y aprensiva. Algo muy particular es el sentimiento de coraje y desprecio hacia la gente que no se cuida, a la gente irresponsable, la gente que no cree, he visto morir a muchos amigos y personas cercanas” (m, 38, Iz)

La verdad me acerqué más a Dios, aumentó mi creencia. Y sobre mis pensamientos aumentó mi creencia de que sigue habiendo gente pendeja, perdón” (m, 45, Iz)

Y así se llega al tema de los sentimientos y las emociones, mismas que no dejaron de nombrarse en las sensaciones o los pensamientos, pero que aquí se desbordan con la pregunta directa. Sobresale la tristeza como emoción reinante en el confinamiento, junto a la depresión y sentimientos de soledad (tabla 6). En segundo lugar, el enojo al lado de la impotencia, frustración e irritabilidad. Además de la ansiedad relacionada con el estrés y también con el miedo. Remarcar quienes, como a las dos anteriores interrogantes, dijeron que no han sentido nada, o todo normal, y que suman 12 personas. Curioso como algún testimonio expresa: “Mis sentimientos y emociones se apagaron por completo, me sentía como si todo pasara sin que tuviera noción del tiempo” (h, 19, Xo). En el sentido de dejar de sentir con objeto de evitar el dolor seguramente, o ante la saturación informativa, o como mecanismo de defensa simplemente. También puede ser un intento de aislamiento, una forma de retirarse del entorno quizás por temor de ser arrastrado por los demás y cerrarse a las emociones no agradables, con lo cual se pierde el contacto con el otro y también consigo mismo (Muñoz, 2014), se produce una suerte de desconexión.

Tabla 6. Emociones y sentimientos

Bajan energía

Suben energía

Desequilibran energía

Tristeza 11

Enojo 5

Estrés 7

Depresión 5

Frustrada, impotente 3

Ansiedad 6

Soledad 4

Irritado 2

Agobio 2

Aburrimiento 2

Encierrada 4

Miedo 3

Incertidumbre 2

Preocupación 2

Fuente: elaboración propia con base a la entrevista.

Con objeto de clasificarlas y organizarlas de algún modo, se optó por relacionarlas con el nivel energético y la dirección, así hay emociones que quitan energía y van hacia adentro, como la tristeza y otras en la misma dirección, soledad, o incluso depresión.

Tristeza, ya que no he podido ver a mi familia y estoy encerrado” (h, 45, Co)

“Lo que le comenté hace un momento, tristeza y estrés” (h, 49, GM)

“Como ya dije anteriormente, es la soledad y la tristeza” (h, 58, Iz)

“Depresión, ya que podría ser parte de esto, me separé de una novia, cambio de rutina total” (h, 33, GM)

“Tristeza, ya no haces tu vida como antes, se ve reflejado en las cifras o ver el deceso de personas” (m, 55, Iz)

“Soy una persona muy alegre, pero sí puedo creer que me pegó la depre, pues no tenía ánimos de hacer muchas cosas y solía llorar mucho por las noches. Fue un choque muy fuerte de mis emociones” (m, 32, Co)

Emociones y sentimientos que dan energía como el enojo y la frustración, y van hacia afuera. Un enojo no siempre explicado, pero en ocasiones adjudicado a la gente que ignora el peligro y es irrespondable. Como se observa, de nuevo la fijación (Muñoz, 2014).

Aumentó el enojo, me irritó con mayor frecuencia” (m, 42, Tl)

“Me he sentido irritada en los últimos meses, y muy estresada, pero sigo trabajando el control de mis emociones” (h, 31, Co)

Mucho coraje y tristeza” (h, 37, Az)

“A veces impotencia, pero no se puede salvar a todo el mundo” (h, 46, Iz)

“Coraje de ver cómo las personas ignoran al COVID 19 como si ya hubiese pasado todo” (h, 54, Iz)

El estrés que aparece siempre y en todo momento en esta entrevista, que se siente en cuerpo y mente, como se vio con anterioridad, ahora se expresa como emoción, y que es protagonista del encierro y producto del mismo, a veces junto a la ansiedad también importante.

Agobio estrés y ansiedad” (h, 33 MA)

“Mucho estrés y enojo” (m, 27 Iz)

“Mucha ansiedad y tristeza” (m, 45, Iz)

Las emociones han sido cambiantes, con relación al virus es ese sentimiento de ansiedad, a veces algo de insomnio… sobre todo en la primera parte de la pandemia cuando todavía no se tenía la vacuna, temor, mucho temor… sí con el estrés constante y nervios, miedo” (m, 48, Izta)

El miedo siempre aparece en sus diversas expresiones, viejos y renovados, implacable y persistente.

“Difícil, ya que constantemente se siente preocupación y miedo de que algo pueda pasarle a mi familia” (h, 27, BJ)

“Creo que tengo un problema que tratar, le tengo mucho miedo a la muerte, mía o de mis seres queridos… se agudizó más con la situación y las pérdidas… la pandemia nos ha golpeado a todos, y las pérdidas son muchas” (m, 40, Tl)

“Después de superar la infección, me invadió el terror al re contagio. El temor a morir, la agorafobia, pero al mismo tiempo me siento agradecida de estar viva aún al lado de mis hijos, es una extraña combinación de sentimientos miedo, agradecimiento, coraje” (m, 38, BJ)

Además, hay quien presenta diversos sentimientos como se observa, incluso algunos que podrían resultar contradictorios, sin embargo, al parecer son las formas del sentir el oscilar entre los que proporcionan satisfacción y los que no. En un momento de la vida y situación social, donde las emociones parecen estar a flor de piel.

“Pues lo repito, mis emociones son muy itinerantes, enojo, rabia, ira, frustrado, pero trato de relajarme. Sentimientos de pareja, no la he matado por suerte, pero sí el divorcio.” (h, 40, Xo)

Triste por no poder ver a mis amigos…Pero feliz por lograr estar con la familia” (h, 25, Xo)

Muy sentimental, chillona y depresiva, y a la vez muy en paz” (m, 45, Azc)

Finalmente, en un relato apareció el amor, relacionado con la familia, institución muy valorada positivamente en México y otros países, que ha cobrado importancia en estos años. La “confluencia” (Muñoz, 2014) nuevamente se reitera.

Más amor hacia mi familia” (h, 38 Iz)

“Un poco más contento por pasar más tiempo al lado de mis seres queridos” (m, 33, Xo)

Amenaza vulnerable, inseguridad miedo, inseguridad protección

Confinamiento: cambio emociones, cambio hábitos, etc.

El cambio de hábitos es evidente, iniciando con el quedarse en casa que significó dejar de hacer algunas cosas y romper la rutina anterior, toda vez que hacer otras diferentes. De ahí que en el relato primó la realidad del cambio y la necesidad de la adaptación, junto a hábitos poco saludables y perjudiciales para la salud -similares a las sensaciones en el cuerpo no satisfactorias ya vistas-: el sedentarismo, no hacer ejercicio, problemas con el sueño y con la alimentación, destacan por una parte, de otra la afición a las videollamadas -con lo positivo y negativo si se quiere-, y la adicción a la televisión, series y películas (tabla 7). Como curiosidad decir que si en los sentimientos, mente y sensaciones varios dijeron ninguno o nada, aquí nadie se expresó así, esto es, al parecer todo mundo cambió, de una u otra manera, sus hábitos.

Tabla 7. Hábitos y rutinas

Cambios

Hábitos cuerpo

Hábitos mente

Adaptación 6

No ejercicio 9

Muchas series y películas 6

Acostumbrarme 3

Sedentarismo 5

Mucha televisión 4

Problemas sueño 6

Videojuegos 2

Alteración 4

Problemas comida 4

Muchas videollamadas 5

Pasividad 4

Mucho en redes 2

Cambio radical 6

Fuente: elaboración propia con base a la entrevista.

El cambio, en primer lugar, de forma general, con la consiguiente adaptación, con más o menos dificultad y éxito, del rápido a la evolución en el tiempo.

“Hubo cambios, tuve que adaptar mi rutina al confinamiento y modificar hábitos” (h, 41, CM)

“Un giro completo. Cambiar la rutina” (h, 43, Co)

“Un cambio radical, pero necesario para evitar que siguiera, y aún sigue la pandemia” (m, 41, Xo)

“Se deshizo toda la rutina y hábitos que tenía. Poco a poco te tienes que ir adaptando a lo que tienes” (m, 24, Tl)

“Me costó mucho adaptarme” (h, 19, Xo)

Se dejó de hacer ejercicio de todo tipo -correr, nadar, andar en bici-, y por supuesto, caminar y el movimiento de las actividades cotidianas. Lo cual significó inmovilidad y sedentarismo. Además de trastornos alimenticios y del sueño, y psíquicos incluso. Así como, el aumento de estar ante las pantallas, series, películas, juegos. Algunos estudios para el país van en el mismo sentido (Mitofsky, 2020).

“Dejé de hacer ejercicio, como caminar y correr” (h, 45, Co)

“Fue más que nada el sedentario” (h, 29, MA)

“Cambiaron totalmente. Antes me paraba a las cinco de la mañana, tenía actividad física, no comía tanto. Y ahora me duermo tarde, todo se me antoja” (m, 45, Iz)

“Se me ha alterado el horario de descanso. Duermo hasta muy de madrugada…comemos más a menudo. Continuamos con los mismos pasatiempos: ver películas o series. Charlamos igual solo que hemos incorporado más videollamadas con amigos y familiares” (m, 38, Iz)

“Antes de llegar con el psiquiatra, siento que hasta me había olvidado de mi apariencia física, como que dejé de bañarme…siento que ya pues retomaba más mi arreglo personal…intenté hacer dieta, hacía un poco de actividad física para no aumentar de peso, pero eso no lo conseguí” (m, 29, Tl)

La rutina de estar solos en casa viendo series o películas” (h, 33, GM)

“Ya no veo a familia o amigos, no hago ejercicio, ya ni salgo a caminar…y veo más la tv” (m, 42, Tl)

Hago videollamadas todo el tiempo con mis amigos y familiares” (m, 21, Iz)

El pasar mucho tiempo viendo televisión puede ser signo de “deflexión”, el estar también mucho en videollamadas familiares significa “confluencia”. Sobre esto último ya se ha señalado anteriormente, en cuanto a la deflexión quiere decir evitación, no poner atención al entorno y perderse en distracciones intentando evadir (Muñoz, 2014). Evitar lo desagradable, evadir un ambiente amenazante y distraer el propio miedo, serían las causas de dicha actitud.

También hubo cambios positivos como el disponer de más tiempo. O quienes se iniciaron en el ejercicio y la comida saludable, el cuidarse más y el disfrutar más a la familia también, como ya se dijo.

“Importante porque tengo más tiempo, pude hacer más cosas” (h, 23, Tl)

Ahora me cuido más para estar en bienestar con mi mente y mi cuerpo” (m, 26, Co)

Si mejoramos hábitos alimenticios” (h, 41, Xo)

“Ahora no voy a nadar, pero soy agricultor y panadero de ocasiones pandémicas, hice mi huerto” (h 40, Xo)

“La familia y la convivencia fue lo mejor de la pandemia” (m, 44, Xo)

Las emociones más sentidas y enunciadas en este punto, consecuencia del confinamiento, son tristeza y enojo, así como estrés y ansiedad, lo cual coincide con varios estudios al respecto de organismos internacionales y académicos. Eso sí, hay unanimidad en la población consultada que el quedarse en casa y las medidas fueron necesarias y eficientes, el gobierno no impuso nada, al contrario, la opinión se decanta porque fueran más rigurosas, y con dedo acusador se señala a los irresponsables de no seguirlas.

Conclusiones

Las emociones y los sentimientos están en todas partes, en opiniones, sensaciones, pensamientos y hábitos. Quizás por los tiempos complejos y difíciles, o tal vez porque son más vívidas precisamente en épocas adversas. En el estudio de caso estudiado destaca su papel original anterior a las propias causas del confinamiento en la pandemia, pues si éstas fueron evitar el contagio y proteger a la población, anterior a esto está la amenaza de enfermedad y muerte, y el miedo que esto causa. Así el miedo lleva a la necesidad de protección, y dicha necesidad se satisface a través de la acción de confinar, entre otras cosas. Un contínuum emocional (Muñoz, 2009) que es posible reconstruir del presente hacia el pasado, de la acción a la emoción, con la necesidad como intermediaria. Además de las implicaciones del miedo social, la obediencia y la conformidad, tambien como protección del gobierno y de la comunidad.

También la emoción juega un rol central en las consecuencias del confinamiento, como no podía ser de otra manera, al afectar la salud física y mental de la población, en aras precisamente de su seguridad emocional y protección física. Tiene lugar el proceso emocional y se crea el clima emocional resultado de “quedarse en casa”. En lo referente a las relaciones, sensaciones, sentimientos y hábitos, aparece con fuerza la estructura de los modos de relación -introyección, fijación, aislamiento, confluencia y deflexión- y en su versión o modalidad insatisfactoria y disfuncional (Muñoz, 2012). En aras de la seguridd y protección frente a la amenaza informativa y al miedo sentido, las consecuencias emocionales también han girado hacia estrés, ansiedad, tristeza, enojo, entre otros sentimientos destacados.

Por ejemplo, en la familia extensa que no es posible visitar o convivir, aparece tristeza y depresión, si bien a pesar del aislamiento forzado se emplean las video llamadas para restablecer la confluencia en su sentido ahora sí satisfactorio y funcional. En el núcleo familiar de residencia, dos son las experiencias; por una parte, la valoración muy positiva de la convivencia y apoyo, con confluencia, por supuesto. Y otras vivencias con conficto y estrés por cohabitación forzada y no siempre en las mejores condiciones espaciales. En ambos casos se apela a la paciencia y el aprendizaje de la nueva situación.

Las sensaciones corporales se centran en el dolor físico, insomnio, sobrepeso, sedentarismo, falta de ánimos y cansancio. Los pensamientos refieren sensaciones y emociones, tales como el temor y el estrés. Así también, la fijación en el miedo producto de noticias focalizadas como introyectos, y en el deseo personal centrado en “querer regresar a la normalidad”. Entre las emociones ya propiamente dichas, destaca la tristeza y el enojo, incluso el aislamiento al declarar no sentir, además del estrés, la ansiedad y la depresión. Un panorama complicado que requerirá trabajarse desde el presente hacia el futuro, y que aunque ya se predecía, ahora es cuando explota en las realidades de las personas, comunidades y países del mundo, una profecía autocumplida. Quizás la valoración y amor a la familia en los casos donde esta fue espacio de apoyo y soporte, sea la emoción satisfactoria que se extrae de la experiencia de encierro. Finalmente, en cuanto hábitos y rutinas, el cambio y la adaptación, parecen al orden del día. Se manifiesta la confluencia en las videollamadas que surgieron como alternativa al no poder compartir en presencial, y la deflexión ante el aumento de consumo televisivo, series y películas. En aras de proteger la salud de un virus al parecer se deterioraron otros aspectos de la salud. Así del miedo inicial, causa original de la necesidad de protección que a vez se plasma en las medidas del confinamiento, y sin éste desaparecer, se pasa a la tristeza y al enojo, como consecuencia de las medidas. No se olvidan los problemas en aspectos sociales, económicos y culturales, sin embargo, aquí se ha centrado el estudio en los efectos mentales, emocionales y conductuales personales y cotidianos.

Finalmente, se inició con una cita de Elster y se acaba con otra más “Podemos estudiar las emociones como efectos o como causas” (2002, p. 488) y “las emociones tienen un efecto sistemático sobre el comportamiento mediante su papel en el sostenimiento de las normas sociales” (2002, p. 489). Ambas cuestiones se han desarrollado en estas páginas, las causas y consecuencias emocionales del confinamiento. Hay emociones que se agotan en sí mismas, otras como el miedo llegan a mantienerse de forma indefinida, se retroalimentan y pueden llegar a convertirse en una suerte de delirio frenético. Curioso que aunque los interrogantes de la entrevista en su mayoría no eran sobre sentimientos, estos afloran una y otra vez, signo iniquívoco de su gran valor en estos momentos, así como, en la necesidad de expresión que al parecer persiste.

Emociones que originan comportamientos como disposiciones subjetivas controladas y sancionadas por normas sociales, y provenientes de creencias, desligadas ya de la necesidad de sobrevivencia, a veces. Emociones como el miedo que se reproducen y crecen y al parecer nunca mueren. Que crean cohesión social, construyen sentimientos de pertenencia y aprobación, son signo de reconocimiento grupal, descansan sobre el juicio comunitario, especie de regla moral con cierta obligación si se desea no sea infringida una sanción (Charaudeau, 2011). Un miedo biológico de instinto de sobrevivencia y primigenio que es más bien instinto o reacción emocional más que sentimiento, pero que se enquista como tal al mantener el estado de alerta y el estrés personal y colectivo en una sociedad. Un miedo social o derivado que protege como señala Bauman (2007) de la muerte social, señalamiento o repudio, según el caso, de quien no se adecua a las creencias y normas sociales.

Esto es lo que la ciudadanía piensa y siente, o por lo menos ofrece como testimonio en entrevista, donde vuelca valores y sentimientos, pensamientos y opiniones, en particular focalizados sobre las causas preventivas y emocionales del confinamiento, y las consecuencias de deterioro cognitivo, emocional y comportamental en la vida cotidiana que la medida trajo consigo.

Notas

[1] Las alcaldías de la Ciudad de México (CDMX) fueron: Álvaro Obregón (AO), Azcapotzalco (Az), Benito Juárez (BJ), Coyoacán (Co), Cuauhtémoc (Cu), Gustavo A Madero (GM), Iztacalco (Izt), Iztapalapa (Iz), Magdalena Contreras (MC), Milpa Alta (MA), Tlalpan (Tl), Xochimilco (Xo). Las ocupaciones: Administrativa, ama de casa, analista, albañil, arquitecto, auxiliar administrativo, estudiante, empleado, enfermero, comerciante, contador, cirujano, chofer, desempleado, diseñador, estilista, funcionaria, guardavidas, informático, ingeniera, maestra, mensajero, médico, jubilado, odontóloga, profesor, secretaria, soldador, taxista, trabajadora social. En cuanto a la aplicación fue mixta, pues algunas se realizaron presenciales, pero otras a través de medios digitales, según las circunstancias y deseos de las personas participantes.

[2] Si bien es posible establecer diferencias entre el concepto emoción y el de sentimiento (Damasio, 2006), aquí se emplean indistintamente como acontece en el habla coloquial.

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