Cybergeopolítica

Leonid Savin
Jefe editor de la revista Geopolítica
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Este año se podría llamar un punto de inflexión para el surgimiento de una nueva tendencia que yo llamo cybergeopolítica. El impacto de las redes sociales es cada vez más palpable. La divulgación de Edward Snowden destacó la importancia y la instrumentalidad del cyberespacio para la seguridad nacional y los procesos de la política internacional.

Si la geopolítica ya tiene definiciones y aparatos científicos muy desarrollados, operados por los políticos, expertos y académicos, el cyberespacio ha sido la «terra incognita». Y para la posesión de este espacio, se despliega la lucha muy activa.

Es muy significativo la confrontación entre diferentes Estados en la regulación del espacio de Internet. Esta dicotomía literalmente reproduce el deslinde megacivilizacional que se ha operado entre los países y pueblos  pertenecientes al Poder Marítimo (Sea Power) y al Poder Terrestre (Land Power), según la geopolítica clásica. EE.UU., los países de la UE y sus satélites  velan por el “Internet libre”, lo que es una hipocresía evidente, mientras que Rusia, Irán, China, India, Brasil y algunos otros Estados requieren que Internet fuera soberano y estuviera bajo la jurisdicción del derecho internacional, o bien de la Unión Internacional de Telecomunicaciones en el sistema de las Naciones Unidas. En este caso, la distinción claramente encaja en el esquema de Carl Schmitt, indicador fiable de lo Político, –  las categorías duales “amigo” y “enemigo”. Estas categorías no son las morales, sino las características técnicas que se manifestaron en las posiciones acerca del funcionamiento del espacio de Internet.

El cyberespacio tiene una diferencia significativa respecto con la tierra, mar, aire y espacio cósmico, o sea, no es creado por la naturaleza sino es una construcción artificial que tiene componentes que pueden cambiarse con el tiempo.
Sin embargo, todas las vías de comunicación, servidores y sitios industriales que están relacionados con Internet tienen una ubicación geográfica. En segundo lugar, ciberáreas tienen cierta identidad nacional en el sentido de las zonas de dominio, del control estatal y del lenguaje utilizado. En tercer lugar, el cyberespacio hace hincapié en la geografía física de una manera especial – con sensores de diferentes servicios, dispositivos de navegación, dispositivos técnicos y dispositivos móviles que incorporan un mapa interactivo con los flujos cruzados de la información, la tecnología y las personas.

El cyberespacio arregla y homogeniza el espacio físico de modo especial –  con el uso de la tecnología GPS y otras herramientas, la globalización se mete en los rincones más recónditos del planeta.

¿Qué es la cybergeopolitica? Creo que tenemos que entender este neologismo en doble sentido:1) como la nueva disciplina científica que estudia lo que pasa con una interfaz hombre-máquina en el contexto de la política y la geografía, incluyendo, pero no limitándose, con la interacción interactiva de las redes sociales, el espacio virtual, la diplomacia web.2.0 y 2) como la actividad corriente que afecta e incluye los principios de relación retroactiva en los sectores sociales, políticos y militares, y donde el establecimiento y la propagación del poder, aunque sea en la forma más sofisticada, es el imperativo.

Es importante entender que el prefijo “cyber” significa algo más amplio que lo que algunos creen, o sea, la comunicación via Internet y el espacio virtual. Por supuesto, esta palabra se deriva de la cybernética. Como en el caso de la geopolítica, el surgimiento del término “cybernética” viene de la Grecia antigua. La palabra Κυβερνητική era mencionada por primera vez por Platón en su obra “Las Leyes”. Se traduce como “el arte del timonel”. En el tercer libro de aquel filósofo griego del período tarde, quizás el más sólido en la redacción y la estructura de la obra, el Estado se compara con el barco, y su timoneles son el Dios, el destino y el buen tiempo. La imagen del Estado-barco y el soberano-timonel se encuentra también en otras obras de Platón. Además, hay una expresión similar en la poesía griega de Alceo, utilizada más adelante por el poeta romano Horacio. El físico y matemático francés Andre-Marie Ampere en su estudio “Ensayo sobre la Filosofía de la Ciencia” llamó de cybernética a la ciencia sobre el gobierno, que debería proporcionar una variedad de beneficios a los ciudadanos. Ampere escribió: “(el gobierno) tiene que elegir constantemente entre las diversas medidas más adecuadas para lograr el objetivo, y sólo con el profundo estudio y comparación de los diferentes elementos aportados por los conocimientos de todo lo que tiene que ver con la nación, es capaz de gobernar de acuerdo con su propio carácter, costumbres, medios de vida y la prosperidad, las leyes de la organización, que pueden servir como las normas generales de conducta y que estaba actuando en cada caso particular. Así, sólo después de todas las ciencias que se ocupan de estos diferentes objetos, es necesario poner esta ciencia que ahora está en cuestión y que yo lo llamo de cybernética; la palabra tomada al principio en el sentido restringido del arte de navegación, en los mismos griegos ya cobró el contenido mucho más amplio del arte de gestión en el sentido general.

Stuart Umpleby destacó que la cibernética ha desarrollado los estudios relacionados con una amplia gama de procesos, incluyendo a las personas como organizadores activos, comunicadores, los que intercambian información y son personas responsables.

Como la geopolítica, la cybernética también se aplica a muchas áreas de la vida pública. Por lo menos, a ella se dedicaron y desarrollaron sus definiciones no sólo los físicos y matemáticos, sino también los políticos, sociólogos, teóricos de la gestión y la educación, antropólogos, lingüistas, filósofos y estrategas militares.

Alguien puede preguntar, ¿qué pasa con la política, también considerada por los filósofos griegos antiguos como el arte de la administración del Estado? Hay que señalar la diferencia fundamental. La cybernética trata más bién con la gestión eficaz (el timonel del barco, y en un sentido más amplio el gobernador  es el cibernético), pero no con todos los casos que involucran la participación de la gama mucho más amplia de los ciudadanos (residentes de la ciudad o los súbditos del imperio). El principio fundamental de la política es tener un oponente, y en el caso límite, el enemigo . No por casualidad , las palabras griegas antiguas «guerra» πόλεμος y “política” πολιτική tienen la misma raíz.

En 1987 el profesor Larry Richards, eminente estudioso norteamericano cibernético, dijo que la cybernética deben aprender algo “nuevo” de la interacción dinámica del sujeto y la práctica de la comunicación, independientemente de sus intereses en el campo de la electrónica, la vida, la sociedad, o lo que toman de la ciencia, el arte o la política.

Jeff Dooley sugirió el nombre “cybernética” para la ciencia sobre el comportamiento intencional. Nos ayuda a explicar el comportamiento como una acción continua de alguien (o algo) en el proceso, tal como lo vemos, manteniendo ciertas condiciones cercanas a la situación de la meta.

La cybernética se dedicó activamente a la ciencias políticas en los años 90 del siglo pasado. Se vio afectado por una serie de nuevos conceptos, como los de la evolución política, del ecosistema político, synergetics, biopolítica, etc. Peter Corning del Instituto del Estudio de Sistemas Complejos menciona que la característica más importante de un sistema cybernético es que está controlada por la relación entre tareas endógenas y medio ambiente externo… Cybernética habla de la viabilidad, los objetivos, los flujos de información, la toma de decisiones en la gestión y la retroalimentación (bien definido) en todos los niveles de los sistemas vivos. Hay muchas otras definiciones de la cybernética, que se interpreta incluso como “el estudio de la intervención bién fundada”.

Ya en estos ejemplos se puede encontrar mucho en común con la geopolítica: la forma de vida, el proceso de control, la propagación del poder, la dinámica del cambio político, el diseño de los objetivos y de su posterior aplicación, e incluso las circunstancias de fuerza mayor.

Sin embargo, en los últimos treinta años se ha vuelto más común la primera parte de la palabra  “cyber”, que se hizo la narrativa en la política, la cultura, los medios de comunicación y las distintas ciencias.

Daniel Coelho, profesor de la Universidad Nacional EE.UU. de Defensa, sugirió dividir esta palabra en tres elementos distintos. Primero, comunicación-red, segundo, el contenido-mensaje, y tercero, el concepto del efecto obtenido a partir del mensaje. Esta deconstrucción muestra cómo se diferencian las habilidades de individuos y organizaciones, que van desde las operaciones en una red informática hasta los asuntos públicos, que también están involucrados en la gestión de la información, ya que éste pasa entre la máquina y el hombre.

En consecuencia, no se trata tanto de las redes de información computarizada como de los procesos sociales más amplios. Y puesto que con el advenimiento de Internet, y más recientemente, debido a la disponibilidad de los aparatos técnicos para el público en general y la institucionalización de la cybergeopolitica, estos procesos se hicieron internacionales, podemos hablar con certeza de su escala geopolítica y global.

Así, la geopolítica cobró otra área, la cybernética, a la cual sus axiomas básicos se han extendido; al mismo tiempo, es la realidad de otro nivel, donde operan nuevas reglas, y existen otros niveles, zonas, límites y posibilidades.

Por gentileza de Equilibrium Global