* Pasantía de Grado
Carlos Andrés Acosta Ochoa
Estudiante de último semestre de Psicología
Semillero de investigación: psicoanálisis y sociedad | Fundación Universitaria Los Libertadores | Bogotá | Colombia.
.Resumen
Resumen
El presente artículo abordará el debate académico del estatus científico que actualmente tiene la psicología, pero paralelamente excluyente al psicoanálisis, por lo cual se pretende hacer un análisis de la aversión obtenida hacia este dispositivo terapéutico , que durante mucho tiempo ha participado en acalorados debates relacionados con su vigencia en la actualidad, por lo tanto, nuestra primera cuestión será el ¿para qué? de este rechazo, siendo el que ocasiono el cierre argumental de su mismo discurso, frente a la cuestión mental ofrecida en el abordaje del malestar psíquico. De entrada, se recalca la frontera actual entre el psicoanálisis y la misma psicología, trazada incluso por intelectuales de cada lado, dejando distorsionado el panorama de la participación y relevancia de este dispositivo teórico, investigativo y terapéutico. Según su trayectoria en la historia del estudio mental ha despertado pasiones y acalorados debates, siendo cuestionado por teorías positivistas, que pretenden instrumentalizar la conciencia humana dando a luz a paradigmas emergentes, como fuerzas alternativas de estudio de la mente, comportamiento u objeto de estudio según sus ambiciones, cuando en realidad carecen de la objetividad que tanto exclaman, por lo que, empieza a surgir la necesidad de replantearse nuevos horizontes para la psicología.
Palabras clave: psicoanálisis, ciencia, positivismo, mente, conciencia, paradigma.
Abstract
This article will address the academic debate on the scientific status that psychology currently has, but in parallel excluding psychoanalysis, so we intend to make an analysis of the aversion obtained towards this therapeutic device, which for a long time has participated in heated debates related to its validity at present, therefore, our first question will be the why? of this rejection, being the one that caused the argumentative closure of his same speech, against the mental question offered in the approach to psychic discomfort. From the outset, the current frontier between psychoanalysis and psychology itself is emphasized, drawn even by intellectuals from each side, distorting the panorama of the participation and relevance of this theoretical, research and therapeutic device. According to its trajectory in the history of mental study, it has aroused passions and heated debates, being questioned by positivist theories, which pretend to instrumentalize human consciousness giving birth to emerging paradigms, as alternative forces of study of the mind, behavior or object of study according to their ambitions, when in reality they lack the objectivity they so much exclaim, therefore, the need to rethink new horizons for psychology begins to emerge.
Keywords: science, psychoanalysis, positivism, mind, consciousness, paradigm.
Introducción
En la historia se han caracterizado las teorías de la psique, más conocidas como escuelas psicológicas, diseñadas para abordar los malestares del sujeto actual, que en su afán de solucionar angustias y fenómenos sociales del presente, configuraron saberes, rifando el estatus científico a los postulados más acoplados al clima intelectual de cada época, como si fuera un premio o cuya exclusividad solamente podría ser utilizada, para imponer calificativos tácitos de verdades no cuestionadas en aquel entonces.
Ahora bien, podemos hallar en los trabajos científicos más ovacionados algunas metodologías que al criterio general, y analizadas minuciosamente, se convierten en desaciertos epistemológicos, por no dar coherencia al cuerpo filosófico que exponen, como por ejemplo: examinar objetos de estudio relacionados con la conciencia, creando un constructo no identificado del todo y que el psicoanálisis ha tratado de examinar, otorgándole toda la rigurosidad para no aceptar verdades incompletas, sino al contrario, replantear nuevas preguntas para hallar respuestas en coherencia hacia las interrogantes mal estructuradas.
Esto también lleva la indagación sobre métodos ideográficos a un terreno investigativo, el cual sigue siendo blanco de ataques académicos, que sumergidos en el pragmatismo teórico y no reconocen los aciertos de esta disciplina llamada psicoanálisis. Sin embargo, la cuestión se complica cuanto este problema de plantear buenas preguntas al investigar, no solamente está en los campos asociados a la mente humana, y por lo tanto es necesario recurrir a conocimientos interdisciplinares de otros campos del saber para rellenar huecos argumentales que la psicología actual aun no puede solucionar de forma independiente.
Ahora bien, ¿es oportuno recibir conocimiento de otras disciplinas para que subsanen las dudas que la psicología no ha podido contestar sola? O por lo contrario reconocer que el psicoanálisis lo ha marcado desde el principio, como desaciertos que ha tenido la psicología. Algunos piensan que es un acto desalentador creer que la psicología pueda llegar a resolver sus propias dudas con los métodos que ha diseñado propiamente, incluso es llamativo que se consolide una psicología moderna con aportes de otros departamentos académicos, creando un híbrido nomotético que pueda otorgar fórmulas de acción rápida para los problemas cotidianos.
El contexto histórico de donde emerge un conocimiento logra introducir elementos muy característicos que van impresos, como una firma dentro de un planteamiento o teoría, que si preferimos llamarlo de otra forma seria una huella histórica que reorienta la visión del intelectual, según la época que expone su argumento y paso a paso lo perfecciona, es decir; para defenderlo y compartirlo al mundo, incluso hasta configurar un lenguaje, pues este logra articular ontogénicamente cada grupo disciplinario que estudia algún fenómeno, llevándolo a pensar que está ligado al tiempo donde se exponen, francamente (…) convirtiéndose en limitaciones del mismo, que se representan como problemas sociales o fantasmas culturales.
Actualmente pareciera que la psicología solamente debe orientar su ruta hacia la verdad cuantificada, pero cualquier conocimiento del orden hermenéutico debe estar pre evaluado y encapsulado en la caverna académica, para que sus constructos se orienten únicamente hacia la poesía y literatura, sin que tenga la posibilidad de expresar su carácter disciplinar e investigativo que lo caracteriza en los hallazgos de otros campos del saber ideográfico. La psicología como toda disciplina joven aun “resbala” en sus mismas confusiones epistemológicas, pues el objeto de estudio de la misma nos arrastra al plano de discusión por sus mismas inconsistencias, es decir que, la personalidad, conducta, emoción y sentimiento parecieran ser elementos ya plenamente definidos y entendidos, incluso corroborado por la cantidad de investigaciones existentes en el mar bibliográfico que podemos encontrar por Internet, sin embargo (…) Si estudiamos los oportunos intentos que la psicología positivista ha intentado posesionarse en diferentes áreas del conocimiento humano podremos identificar que han podido colonizar la mayoría de los saberes prácticos exigiendo rigurosidad, evidencia, experimentación y la verdad a cada aspecto que goce del estatus de ser información académica, puesto que la psicología como un abordaje técnico a la realidad psíquica del sujeto, no se salvaría de enfrentar tal cruzada.
Parte 1
Debemos analizar que los exponentes del conocimiento que pasa a ser validado como científico, están ubicados como sujetos en un lugar muy particular de la historia, donde las ideas que promulgan están matizadas por el contexto histórico que afrontan y en cada lazo social del cual tienen contacto. Estamos hablando que las teorías que nacen en determinada época, las cuales llevan un poco de material político, social, tecnológico incluso hasta teológico, convierten al sujeto, en un individuo que arrastra una cantidad de esquemas y posturas con las que ha podido construir su conocimiento, exponiéndolo al mundo (…) “Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época” (Lacan, 1953, p. 309), no obstante, aquel individuo también queda atrapado en sus propias contradicciones, pues este será transformado por su deseo de satisfacer resultados que le exige una institución, una empresa, o un círculo científico logrando evadir las aspiraciones iniciales que lo motivaron a conectarse con el mundo del conocimiento y que sin querer van a generar un impacto académico para las generaciones que le sigan, por consecuencia del abandono de sus convicciones intelectuales que llanamente se dilataron por influencia del entorno social.
Es importante que el psicólogo actual, o el que se instruya como profesional de la mente pueda contemplar la posibilidad que en su trayecto como aprendiz tendrá que colocar sus creencias en duda, y vaciar el cántaro de la moralidad que reposa en su personalidad ya definida, esto permitirá que pueda explorar diferentes perspectivas con otras miradas hacia el objeto de estudio que desee conocer en su enfoque psicológico. No es más que analizar los discursos que decoran las más llamativas teorías del comportamiento, y por más desquiciadas que aparenten, están hechas con rigurosidades amparadas por teóricos, científicos e instituciones que defenderán a muerte dichas verdades, será un duro trabajo empezar a diseccionar cada teoría y comprobar su verdad, ¿cómo realizarlo? (…) Debemos plantearnos el interrogante en que época estamos para poderlo hacer, y si tenemos acceso a las herramientas para cuestionarnos, pues esta posmodernidad en la que se vive actualmente ha planteado el método de la experimentación para comprobar dudas, trabajadas con tubos de ensayo, rayos gamma y microscopios, según todo lo que pueda ser real, y lo demás será desechado por no quedar enmarcado en una fórmula matemática o esquema nomotético. Realmente el discurso positivista de la realidad observable, medible y cuantificable puede llegar a reconocer casi todos los fenómenos de la naturaleza externa del hombre, pero (…) ¿la interna?, Como medir las experiencias que la vida mental le otorga a la existencia humana, que, si bien se han representado en el arte y la religión, por no mencionar cada aspecto humano retratado en el mundo tangible. La reducción de estas nociones teológicas y sensibles del alma humana, no se pueden pasar desapercibidas, por el contrario, el psicoanálisis existe para combatir tales criterios he incomodar las supuestas verdades que se tienen sobre la fenomenología psíquica del sujeto, para tal caso es indispensable que los estudios e investigaciones puedan ser contrastadas con las ideas que el autor está diciendo y con el contexto histórico en que está inmerso. Por eso algunos conceptos trabajados en el pasado ya nos acerca al término que podría responder y aclarar el conjunto de personas que valida y acepta los conocimientos en una comunidad y un tiempo en específico, tradicionalmente llamado como: “comunidad científica” pero que en realidad en los términos académicos es de otra forma de definir aquellas elites que se jactan de conocer los fenómenos sensibles de la mente humana (Simonetti, 2012).
La profesión nos exige explorar diferentes paradigmas que construyen los estudios en psicología, y que en sus inicios lograron popularizar el ejercicio de la terapia, amalgamada con la investigación, lográndose instaurar en la memoria de la colectividad, con aquellos imaginarios en los que el profesional de la psique tendría que llevar como su mayor victoria en un mundo de especulación o por lo contrario sería el arma de doble filo que lo llevaría a estructurar la crisis filosófica que hoy vive esta disciplina a la cual cada década pareciera que su definición se pierde más y queda en manos de los interés o grupos elites que no tienen nada que ver con ese constructo llamado psicología, la tradición académica nos remonta a conocer 3 fuerzas con las que se crearon las perspectivas del mundo civilizado actual, son 3 iniciales como el psicoanálisis, conductismo y humanismo. Estas teorías proponen una óptica diferente de la mente humana y su relación con los aspectos clínicos del sujeto, han acompañado la psicología como el corazón teórico para los avances y desaciertos que ha tenido la profesión, sin embargo desde hace unas décadas dichos paradigmas han sido sometidos a verificaciones académicas para analizar y concluir que tan científico son, y al dictaminar lo contrario rechazar dichos saberes, ya que estos conocimientos son realizados en unas épocas muy particulares de la historia de la psicología, iniciando una tradición de métodos introspectivos trabajados en laboratorios para estudiar la sensación y percepción, con la intención de medir variables psíquicas con métodos matemáticos, pero que al tiempo, en diferentes partes del mundo una disciplina del poder de la palabra tomaba muchísima fuerza para el tratamiento de la histeria y la aparición de la neurosis como malestares mentales, que al poco tiempo dicho método seria debatido por los estudios de la reflexología rusa, impulsando los inicios de las teorías del reflejo condicionado y la modificación de conducta que terminarían cambiando el objeto de estudio que inicialmente fue la conciencia, por la conducta… ¿por qué? Esta era observable medible y cuantificable, es decir, matematizar con fórmulas y tubos de ensayo la vida anímica del ser humano por el hecho que la conciencia no puede pasar por los instrumentos tecnológicos con los que experimentan y así poder verla (Bassols, 2014).
La justificación podría estar ambientada por las comunidades científicas que dictaminan los saberes y las verdades de las teorías, ya que en la psicología se gestarían congresos e importantes reuniones con el fin de socializar la información estudiada, en diferentes temas, estos círculos sociales pertenecen a una generación de pensadores que vienen siendo producto del tiempo en el que nacen, exponiendo una “forma específica de organización social en la que la generación, el procesamiento y la transmisión de información se convierten en las fuentes fundamentales de productividad y poder debido a las nuevas condiciones tecnológicas que surgen en este período histórico”(p. 51, Castells, 2000) y, por lo tanto, las sociedades de cada tiempo en resumidas son, ideas y valores muy característicos del momento histórico que se vive, ¿Dónde estaría ubicada los inicios de la psicología? Y ¿dónde está ubicada la psicología en la actualidad? Estas dos cuestiones no parecen tener mucha relevancia en el profesional actual, ya que, edifica su criterio en la línea positivista y pragmática que el desarrollo cultural y tecnológico ofrece, pues estamos viviendo en la era de la comunicación y la información, donde cada dato es un fundamental para capitalizar el modelo neoliberal del cual somos perteneciente. Este influye en la construcción de saberes dentro de la psicología actual, en esta época en particular crea el escenario perfecto para que la psicología adopte los esquemas políticos ya inmersos en las comunidades científicas que sin darse cuenta siguen lineamientos de la modernidad actual anteponiendo los valores éticos que tiene la promulgación científica en cada campo del saber humano, por tanto la bandera del positivismo en la psicología nueva, está proponiendo la reducción del individuo únicamente a la búsqueda del éxito y normalización de conductas, separando lo bueno y lo malo, sin antes estudiar las complejidades que conllevan establecer juicios dentro de una disciplina tan seria como la que estudia la mente y comportamiento humano. Estos valores son muy distanciados de los planteados al iniciar loes estudios de la mente humana, los cuales se enfocaban en estudiar las primeras manifestaciones anímicas relacionadas en intentar comprender la vida interna del hombre, por ejemplo: decir que en la época arcaica las sensaciones internas se orientaban al estudio del alma y los fenómenos que se relacionaban con ella, tanto como exotéricos, artísticos, y religiosos. Esto engloba un conjunto de saberes tradicionales en las primeras culturas existentes de la humanidad, así generando formas de pensamiento míticas para darle una explicación a las subjetividades inmersas en cada persona.
¿El Para qué?
Las intenciones que la psicología demanda en la actualidad son un conocimiento que tenga un valor pragmático, técnico y económico, debido a que la utilidad de la información adquirida se debe enfocar hacia un avance futurista, planteando metas y así en el camino se pueda ir obteniendo toda la sabiduría por medio de la experimentación. Por lo tanto, si no pasa por la rigurosidad del laboratorio o del análisis experimental será desechado sin ningún valor, ya que la tendencia del modelo positivista expone la búsqueda de la verdad por medio de la cuantificación estadística únicamente, creando así una serie de manuales con pasos específicos para que técnicamente se elabore la ruta que reduzca las complejidades a unidades manipulables, y por último poder obtener una ganancia monetaria por dichos esfuerzos. Se convertiría en una amenaza directa cualquier paradigma que pretenda cuestionar las bases teóricas de esta epistemología conceptual llamada psicología moderna, la cual viene constituida por las corrientes cognitivas, existenciales, motivaciones, conductistas y neurocientíficas que exponen un desarrollo de avances en la academia actual (Bassols, 2014).
Las hostilidades que padece el psicoanálisis como paradigma se han podido analizar desde la frontera que une el sistema social actual llamado posmodernidad, ya que, el neoliberalismo del siglo XXI expone una serie de ideales y valores muy particulares en la sociedad moderna, dicho contenido es instaurado de forma cultural en la masa, y desde los primeros años de la infancia se puede ver una tendencia política, que es enseñada al primer contacto con la sociedad que son las instituciones educativas. Dichos temas de la escala cognitiva en el aprendizaje del infante son un terreno bastante extenso que el psicoanálisis ha venido estudiando y ha podido sustentar con investigaciones del sujeto en sus primeros años de vida, y como este entra en conflicto con la moralidad social de un sistema económico político, que puede influir en un desarrollo inconsciente de la mente. Lo mencionado anteriormente la psicología lo conoce de mano, reconoce que la política de los estados y territorios a nivel global logran ejercer un control y modelamiento sobre el crecimiento intelectual de los sujetos, independiente de la nacionalidad, puede ser claro en afirmar que los niños que crecen en china continental no reconocerán las mismas motivaciones sociales que un neonato mexicano, ya que por obvias razones políticas los dos individuos se desarrollan en diferentes sistemas económicos totalmente opuestos.
Por otro lado la psicología en su intento de llegar a la verdad, decide que en sus inicios enfocar su investigación al estudio de la conciencia, y los fenómenos sensibles que ella involucra, pero con la introducción de la ciencia moderna y paradigmas emergentes, dichas intenciones se orientaron a cambiar el objeto de análisis por el de la conducta, apartando de lado la realidad psíquica que inicialmente que contemplaba la fenomenología, como un estudio riguroso y serio de la vida interna del hombre, y de este como interactuaba con su entorno, esto lleva a descubrir que la aversión teórica al freudismo, que está estrechamente relacionada con la imposibilidad de asemejarse a los principios técnicos y pragmáticos, por lo tanto no podría tener un valor científico, y cualquier conocimiento independiente fuera de este orden tendría que ser de otro conjunto académico (…) pero jamás psicológico, llegando a manifestar que la psicología es una disciplina que se limita únicamente a los aspectos conscientes del sujeto.
Rápidamente el psicoanálisis quedaría excluido del plano académico, y para garantizar que no se involucrara en los aspectos mentales, se categorizó sus intenciones como pseudocientíficas y poco confiables, utilizando todos sus elementos literarios que sirvieron para materializar la investigación del inconsciente, como posibles desaciertos y poco pragmáticos para el ejercicio de la investigación. Esto llevo a nombrar dichos resultados como conclusiones románticas, fantasiosas, incestuosas, pornográficas e inmorales, ya que, venían de una época arcaica y primitiva, como si las letras y los pensamientos allí reflejados no tuvieran ninguna relevancia en la psique de las personas, o peor aún (…) como si la conciencia humana estuviera estructurada solo con perfección y pureza moral.
Se logró encasillar al psicoanálisis en un contexto poco confiable, dejándole de lado, solo por no doblegar sus convicciones, y poderse adaptar a las que le ofrecía el supuesto mundo del progreso, para prueba de eso; en la cultura popular solo se les quiso mostrar los trabajos de la teoría sexual, los desaciertos que tuvo los tratamientos de la hipnosis, la experimentación de la cocaína, el Edipo y sus confusiones. La consecuencia de tal desprestigio, se encuentra en el lugar que ocupa el analista, quedando marcado para siempre, y poniendo a cuestionar si realmente hubo una intención sistemática para marginar un conocimiento de tal forma que solo se pudiese analizar bajo el mal criterio de los círculos científicos, o por lo contrario, le daría la razón total al psicoanálisis, reforzando la idea de que la naturaleza inconsciente de la civilización siempre está destinada a negar sus temores y miedos, a esconder por vergüenza sus verdaderos instintos ontogenéticos por encima de cualquier moralidad social. Por esas opiniones emergentes, las diferentes corrientes empezaron a remplazar las primeras ambiciones que tenía la psicología en sus inicios, y los representantes del psicoanálisis trazarían una frontera filosófica para separarse (Fernández, 1999).
El psicoanálisis nace por la intención de establecer una teoría, una terapia y una forma de investigación a los fenómenos instaurados en la vida psíquica del sujeto partiendo de la noción del inconsciente pudieron establecer las primaras rutas de estudios, que llegarían a funcionar como una cura para los malestares cotidianos de la época, más allá del tratamiento a la histeria o las intervenciones clínicas que un psicoanalista le pueda hacer a una neurosis, cabe recordar que la teoría del inconsciente creada por Sigmund Freud, logro desarrollarse en un contexto bastante hostil, no solo por los ataques académicos a sus postulados, si no la realidad social que un judío en la Europa clásica, tendría que vivir en aquel sistema que imperaba en la época, permitiría realizar ciertas libertades políticas y artísticas, sin embargo, al mismo tiempo en aquella época se sometía al individuo a un balance casi alienante, sin ninguna contradicción que pusiera en duda sus creencias actuales o sacudiera su esquema moral familiar, debido al frecuente discurso moral eclesiástico, fue así el caso con la religión que en aquel entonces era más radical con las interpretaciones de la realidad que exponían los intelectuales, tratando de dejar el difícil legado del oscurantismo medieval, planteo su contradicción a los temas frente a la sexualidad y naturaleza humana, constituyéndose así como una institución dogmática donde el uso de la razón se vería orientado únicamente a los intereses internos de su círculo eclesiástico. Esto generaría que naturalmente los conocimientos religiosos se tomaran como esotéricos y místicos, ya que no abría las puertas al mundo científico y prefería centrarse en las creencias monoteístas, sin embargo, más adelante el modelo filosófico que manejaba la iglesia seria único e irrepetible, no por su verdad o discurso frente al mundo, si no por lo contrario, convirtiéndose en la piedra en el zapato de varios avances sociales que involucraban al hombre y su papel en el mundo. Es necesario recordar esa mirada religiosa radical, porque esa misma visión empezó a ser replicada dentro de los mismos paradigmas científicos de la época, ¿cómo sería posible que el dogmatismo filosófico criticado por años en la religión, ahora se convirtiera en un modelo para replicar dentro de los mismos círculos científicos ?, Esta pregunta compromete a conocer las razones del fanatismo existente dentro de la misma academia científica, y da a reconocer que el conocimiento que no es evaluado y examinado, se convierte en un problema deteriorando las buenas intenciones con las que pueda tener tal fin, creando una atmósfera de necedad por conceptos que atraen y poéticamente enamoran a la sociedad acompañado de loables promesas para los malestares del diario vivir más allá de eso, la ciencia como se conoce la podemos definir en diferentes perspectivas, que han evolucionado al paso de la historia algunos afirman que “la ciencia es valiosa como herramienta para domar la naturaleza y remodelar la sociedad; es valiosa en sí misma, como clave para la inteligencia del mundo y del yo; y es eficaz en el enriquecimiento, la disciplina y la liberación de nuestra mente” (p. 36, Bunge,1981). Partiendo de este principio técnico, dicho conocimiento humano podría enfrentar varios conflictos para intentar ser definido, generado una dicotomía entre lo que es y lo que no, así empezaría avanzar con los mismos pasos criticados en la religión, promoviendo algunas profecías de mejorar el mundo y crear una sociedad más civilizada, mencionando a los mesías del laboratorio, quienes no podrían ser criticados ni puestos en duda jamás, como si se tratase de también dichas doctrinas de los estudios realizados solo se podrían seguir al pie de la letra sin duda alguna, como un manual expuesto sobre un ritual que no era más que el estudio de la conciencia y los fenómenos relacionados con la mente, pero que dichos hallazgos solo se podrían trabajar de la manera en que la indicara el paradigma, o en este caso el intelectual, científico, psicólogo, analista, o como se le categorizara al sujeto que tuviera el poder de vender y ofrecer su verdad a la colectividad. Del mismo modo que un símbolo goza del estatus de deidad o ente superior, suelen tratar a los eruditos que diseñan las más atractivas teorías, y cada intento de debate o critica seria tomado como una blasfemia sin ningún valor académico, solo sería sumergido a la burla y poca cientificidad, estas consecuencias son producto del elevado fanatismo científico que en las últimas décadas la psicología y el mismo psicoanálisis adoptaron, pero cual fue el punto de quiebre definitivo que desencadenaría la separación definitiva de los postulados y convertida en dicotomía las formas de pensar de cada lado. A continuación, explicare dicho argumento.
Si bien la psicología se adaptó a las demandas del medio académico, ya que este estaba influenciado directamente por un sistema político neoliberal que logro centrar las bases y principios de la ruta actual que continuara la disciplina, se empezaría a gestar una corriente de pensamiento diferente, generando oposición a los postulados actuales que tienen las disciplinas que estudian los procesos mentales. Emergen las posiciones psicoanalíticas que parten de la idea de los procesos inconscientes que desarrolla el sujeto en lo largo de su existencia, dando oportunidad a que la conciencia también ocupe un papel importante pero no decisivo para el tratamiento y comprensión de la psique humana, esto genera divisiones en las teorías que tradicionalmente contiene la psicología, ya que en su afán de experimentación de la objetividad de la realidad, no toma estudio de los contenidos inconscientes ya previamente analizados , y opta por tomar una posición más objetiva del ser humano en función de su mente, esto lleva a generar espacios de debate, donde la génesis de los conflictos psicológicos tienen un fundamento netamente consiente y las experiencias que el sujeto llegue a manifestar serán tratadas solamente en esta instancia, para eso, fue necesario que otras disciplinas pudieran interactuar y poder ayudar a solucionar tales conflictos , como la naturaleza humana, el lenguaje, la enfermedad mental, el desarrollo, el aprendizaje etc. Si se detiene y se opta por analizar los métodos para estudiar estas instancias del conocimiento científico se podrá llegar fácilmente a la conclusión que en la actualidad algunos de estos solo son científicos por la aceptación social que, en los paradigmas sociales, políticos incluso hasta religiosos fueron aceptados, cometiendo una falla crucial para limitar otras propuestas que se salgan del estudio netamente consiente y objetivo.
Exponiéndolo de esta forma existe un problema que aqueja a la psicología desde hace mucho y no es más que, la pobre interpretación que tiene sobre ella misma, eso quiere decir que no hay claridad de algún rumbo fijo y objetivo que pueda tomar en un futuro, el desespero por obtener la carrera hacia la verdad a sesgado grandes espacios de discusión , y es donde el malestar filosófico que tiene , empieza a evidenciarse, el enfoque actual de la disciplina solo apunta a un futuro distorsionado sin haber solucionado, las calamidades del pasado, y lo que no logra ver en sí, es el gran peso que está arrastrando por no solucionar los inconvenientes del pasado, por eso es más que necesario una reflexión histórica de lo que ha llevado la psicología y el psicoanálisis hacia los tiempos modernos, donde es más fácil dividir y dilatar los conceptos , antes que exponerlos y utilizarlos (García, 2007).
Si bien el psicoanálisis se opone al estudio netamente consiente de la mente humana, es de esperar que para desarrollar este discurso tenga que sacrificar varios estatus sociales e incluso generar contradicciones, se mantendrá esta visión para continuar militando hacia el camino de la verdad, el discurso del psicoanálisis genera las molestias que están nacidas en ese pasado confuso que la psicología no ha podido solucionar, cambiando los objetos de estudio solo por no comprenderlos suficientemente, cuando en realidad la supuesta ciencia que venerar y siguen existe que si no hay respuestas se debe cambiar el método sin tocar el objeto (…) es un error fatal que se sigue cometiendo y por tanto el psicoanálisis hace su aparición para intentar solucionar esto. Si el planteamiento inicial de Freud es estudiar los procesos inconscientes sin desviar los estudios a los contenidos consientes, porque no orientar esos fundamentos dentro de la psicología, es decir que el psicoanálisis pueda tener un lugar más dinámico en la ciencia de la conducta, o como suele llamarse en la actualidad nuestra disciplina, la ciencia del comportamiento humano, no sería tan complicado, partiendo de la idea que en el mismo psicoanálisis se han generado distintas escuelas de pensamiento que fundamentan su estudio en el yo del sujeto, esa parte consiente del individuo que claramente le pertenece al estudio de la psicología moderna, pero que en realidad puede nutrir el discurso freudiano, sirviendo como catalizador que ahorra suficiente trabajo en la comprobación de hipótesis del mismo freudismo, si, en realidad los aspectos cognitivos del hombre pareciera ser que los paradigmas actuales ya los tuvieran definidos, así les han dado el sello de científicos al convencerse del conocimiento que supuestamente tienen sobre ellos, por tanto si se explora este terreno consiente desde el ello del psicoanálisis , será más fácil comprobar las fatales consecuencias que tienen los postulados modernos de la psicología, que harían reconocer el valor teórico del psicoanálisis, abriéndole más participación y menos difamación, esto empezaría a dar mayor aceptación a los postulados freudianos, con más rigor y menos despreciados.
Se debe reconocer que la psicología por sí misma no ha podido entenderse y en cambio desecho los conocimientos que el psicoanálisis inicialmente aporto, quedándose únicamente con algunos modelos clínicos y aspectos éticos viéndolos como beneficiosos para su cuerpo teórico, sin embargo prefirió abrir puertas a la mate matización de la mente y la relevancia química por encima de la realidad psíquica del sujeto, que si bien logran interactuar no se puede poner por encima del objeto de estudio que es la psique humana, asi que para evitar estos conflictos el psicoanálisis opta por crear un escuela centrada en la idea del yo, para alivianar los conflictos que en la disciplina se puedan generar, dándole un rol más catedrático en la academia, no como una fase en la construcción de la psicología, por lo contrario, el corazón de la misma.
Un diván para el paradigma
El permitir que las demás ciencias tacitas puedan examinar e investigar los asuntos de la psicología, cada vez se vuelve un tema más popular, y empieza a generar malestar, al reconocer que la población en general le es más atractiva una propuesta facilista que involucre un estado de felicidad, el cual pueda dar solución a sus más mínimas dolencias, sin ni siquiera sentarse a reflexionar las valiosas cicatrices que deja una vida anímica caóticamente desarrollada. Se debe entender que la realidad contempla varios matices en diferentes estadios de la vida que puede afrontar un individuo, y por mas crisis que logren moldear su carácter frente al problema de la existencia, no se podrá ignorar ese valioso conjunto de experiencias que la mayoría de veces se llevan reprimidas en la mente y poco salen a flote por medio de las palabras, las cuales son el material de trabajo por antonomasia del psicoanalista. Los miedos reprimidos que fácilmente los charlatanes del hoy, pueden disfrazar como debilidades, por el simple hecho de que no son variables manipulables y por lo tanto entendibles, estos pseudo-mesenas de la posmodernidad con sus discursos sobre el éxito y la poca alusión al fracaso, han logrado disfrazar cualquier conocimiento de la psicología para usarlo a sus más ridículas intenciones mercantiles. El fracaso que, si bien mantiene una noción negativa en la actualidad, ya el psicoanálisis desde el pasado aún mantiene el concepto como una alusión al camino alternativo que la clínica y la investigación estarían llevando por no cumplir los estatutos que demanda la modernidad. En cambio, hemos perdido terreno como estudiadores de la mente y conducta, debido al exceso de contenido práctico en las metodologías que como profesionales se deben promover, se debe estructurar un conocimiento sólido, razonable y crítico que pueda hacer frente a los problemas que enfrenta la disciplina y volver a recuperar el lugar que perdió por las seducciones de la modernidad. Un aspecto solido consolidado de teorías y saberes que hayan podido ser examinados y cautelosamente estudiadas, con un soporte investigativo y clínico que dé cuenta de la rigurosidad de sus planteamientos, y que Allan podido pasar por el objeto de estudio que se cuestione, sin alteración del método, así lograr una coherencia epistemológica con lo que se plantea, Esto permitirá que las disciplinas que no han desarrollado un conocimiento solido de la mente puedan estar opinando y modificando los aspectos más importantes de la psicología.
En los últimos años la tendencia crece, al identificar que otras profesiones libremente estructuran teorías de la funcionalidad de la mente sin tener ningún bagaje investigativo valido, por lo contrario, logran configurar un lenguaje atractivo a las comunidades del mundo moderno, donde el uso de significantes basados en la felicidad y el éxito prometen una armonía pasajera a cualquier mal. Sin importar si es académico, económico, social o emocional. Para las nuevas teorías que salen de este conjunto de ideas se les facilita remplazar los conocimientos solidos del pasado, por el hecho de que se encuentren en una época muy alejada de la vida presente, separadas del aspectos tecnológicos y de fácil comprensión, sin siquiera detenerse a reflexionar los avances que se lograron desde atrás, es muy fácil encapsular la vieja psicología y el psicoanálisis en aquellos tiempos de grandes hechos sociales, como la segunda guerra mundial y las epidemias que jamás volveríamos a tener, y demás sacudidas sociales que registrarían la verdadera naturaleza del hombre, una instintiva, violenta, creadora y destructora a la vez. Esta tendencia a rechazar estos importantes datos recolectados en estas épocas, son la premisa que estructura el pensamiento moderno actual, un miedo sin mesura al reconocimiento de las tendencias del hombre y su naturaleza animal que podría entenderse en buenos términos para subsanar los problemas modernos, llevados por medio de un psicoanálisis bien definido y estudiado por la psicología actual que no genere brechas epistemológicas y por lo contrario permita la alianza a conocimientos de su mismo terreno y pueda así limitar los datos dudosos de la modernidad actual.
La profesión imposible
El mundo actual está sumergido en el desarrollo tecnológico que tecnifica cada conocimiento subjetivo y tácito que pueda contemplar la vida emocional del ser humano, construyendo un distanciamiento con pretensiones de acercamiento. Puesto que la comunicación ha puesto sobre la mesa todas las falencias negadas y avergonzadas que ha intentado ocultar muy penosamente algunos modelos psicológicos. La naturaleza del ser humano está siendo moldeada por la estética artificial que podemos observar en redes sociales, pues para nadie es un secreto que en la era actual se viene gestando un fenómeno cultural que ha empezado a conectar y generar malestar en la maza, donde la participación del sujeto es reiterativa a las demandas que el medio digital le dictamina, pero que si observamos con lupa, ese medio digital no es más que una fachada que contiene las más debatibles características humanas y que en la actualidad han sido decoradas con la toxicidad extrema del éxito y su vínculo con la felicidad positiva que podrá obtenerse con discursos mediocres de superación. Discursos los cuales no aceptan definiciones complejas, ni tampoco explicaciones debatibles, pues es más fácil articular métodos de entrenamiento “tutorializados” y de fácil acción, sin importar si solucionan los conflictos que un sujeto en su desarrollo no debería enfrentar. Tal criterio nace como si el conocimiento para dictar tales juicios fueran puros y verdaderos, con títulos de entrenadores mentales, coaching y gurús del saber, que pretenden conocer la realidades subjetivas de cada individuo, coartándolo de su libertad y su función para reconocer los altibajos de la vida, remplazando todo conocimiento razonable por una felicidad motivacional encaminada al éxito material y la espiritualidad egocentrista que el internet puede ofrecer, por tanto no sería raro pensar que aquí nuevamente como en cualquier paradigma , en este caso social, estos nuevos individuos que se jactan de exponer doctrinas falsas y soluciones fáciles al malestar humano se incomodaran por la aparición de la crítica filosófica, hacia los métodos que se usan para explorar los aspectos mentales de las personas. Sin duda alguna el psicoanálisis en la actualidad mantiene una vigencia sólida en sus convicciones y abriendo nuevas posibilidades a la exploración mental de nuevos fenómenos, que emergen del contacto de la realidad psíquica con las interacciones virtuales que un sujeto pueda tener. Para comprender esto deberíamos plantearnos la idea de: ¿qué es el psicoanálisis ahora?, ¿continúa siendo el mismo de hace 100 años? (…) o ¿el trayecto de su historia ha permitido articular nuevos escenarios para su aplicación? (…) se reconoce los desaciertos y abre nuevos horizontes para el tratamiento de la condición humana, sin descartar la definición misma que tiene el psicoanálisis que se contrapone a los valores que están en auge, y que la época actual mercantiliza a favor del interés individual positivista. De forma contraria el psicoanálisis es más simple si se define a través del negativismo y, por ende, señalando lo que no es el psicoanálisis, se podrá llegar más rápido a su comprensión, sin perder el sentido propio de su significado. El mundo actual prefiere otorgarle problemas de la vida mental a cualquier dispositivo que prometa la solución a los malestares, de forma práctica y fácil, dejando atrás la historia del sujeto y enfocándose en solo lo que está deseando materialmente, sin ni siquiera detenerse a reflexionar si aquello que desea el sujeto es lo que realmente quiere, negándole la posibilidad de que analice la situación que propiamente lo ha llevado a consultar la desdicha de sus síntomas, más allá de eso se ha podido confirmar que este escenario, donde las personas enfermas acuden al criterio de una teoría, religión, comunidad, o entrenamiento finalmente salen peor de trastornadas, dado que al ignorar los verdaderos deseos, son engañados por las motivaciones conscientes del éxito y la vanidad estética que el mundo del éxito le ofrece, y para terminar, se convierten en presas fáciles de las motivaciones personales del supuesto amo que los intentara ayudar, generando mucho malestar, empeorando la situación y generando confusiones. (Carreño, Gastaldi y Panero, 2020)
El último bastión del psicoanálisis
Es de esperar que en la era de la comunicación y la información se desarrollaran varias miradas en un escenario digital, con un impacto social bastante sólido, pues todo conocimiento está emparejándose con las tecnologías de la actualidad y los medios digitales están ofrecidos al nivel intelectual de la población, generando una gama de posibilidades para que el sujeto construya su realidad, basado en todos los datos que pueda obtener e intercambiar, dado que en las redes sociales existe un lenguaje donde el espectador podrá convertirse en aquello que sus deseos le dicten y podrá plasmar en la red toda su psicopatología de la vida cotidiana, esta vez en un plano digital, dándole el triunfo a sus conductas reprimidas, pasándolas por el canal de las palabras y finalmente llevando a estudiar que “El intercambio simbólico es lo que vincula entre sí a los seres humanos, o sea la palabra, y en tanto tal permite identificar al sujeto” (Lacan, 1954, p.215). Dichas aproximaciones de los psicoanalistas permiten identificar que el ser humano está constituido por una inclinación latente a comunicar su lenguaje, deseando ser escuchado, observado, y confrontado. Esto lleva a pensar que los espacios digitales muchas veces se convierten en refugios de la psique donde el usuario que las frecuenta, podrá sustituir todo aquello que lo aqueja, cambiándolos por elementos de su realidad interna aun no percibida conscientemente y que en la interacción con los demás podrá obtener el reconocimiento que por medios propios con dificultad no estarían al alcance. Las ciencias sociales están presentes en cualquier instancia y por más acercamiento que las herramientas virtuales le ayuden, el sujeto mismo tendrá que ir re direccionando nuevas estrategias mentales para obtener lo que busca. Esto somete a la persona a una situación complicada que afectara su estabilidad pulsional, y para una mayor solución a sus angustias recurrirá por fragmentos momentáneos, que logren satisfacer las demandas que afuera de la red no pueda conseguir, generando un bucle temporal que se mueva entre sus emociones y que de manera artificial lo coloque en una armonía social. (Campo, 2020)
Los contenidos mentales que afligen al sujeto en la época actual muchas veces se filtran a través de las plataformas tecnológicas, aun mas cuando son de carácter público, creando un personaje con el cual podrá moverse entre las demandas de la sociedad actual, dichos contenidos no son más que los atributos ontogénicos de nuestra especie llevados innatamente en cada uno de sus comportamientos y que forman parte de su esencia, donde se plasma toda su estructura de personalidad, y que por lo tanto pareciera que ha encontrado un sitio en las redes sociales, donde podrá proclamarse como un monarca del narcisismo o terminara siendo un esclavo de la angustia, dos posibles escenarios muy característicos de un individuo en construcción, dado que este fenómeno social de las redes, mantiene una desbocada tendencia a construir una imagen falsa que sustituya sus más oscuros temores. El acercamiento de las personas entre sí , no solo atrae sus virtudes sino también aquellas cosas con las que podrán generar o romper lazos sociales, es decir llevar y compartir los deseos de todos los sujetos en conjunto sin importar si son reales o simples motivaciones sin ninguna finalidad más allá de satisfacer sus propios deseos, por tanto “Si la constitución del yo se encuentra vacilante, mayor podrá ser la tendencia a atribuir carácter de realidad a la satisfacción hallada en la realidad virtual de la pantalla a despecho de una realidad externa que le resulta displacentera” (Sahovaler, 2009, p.37).
Conclusiones
Más allá de las diferencias conceptuales que puedan tener la psicología y el psicoanálisis, no se puede negar la influencia social, política y filosófica que introdujo la ciencia en estos dos paradigmas, al orientar sus propios discursos generando espacios del debate, donde se tuvo que reconocer los fracasos y victorias que han tenido en la cultura. Irónicamente lograron unir esfuerzos para solucionar las interrogantes de la mente humana, cada lado aportando sus diferentes perspectivas, en las que se puede analizar un sujeto inmerso en la sociedad y fue necesario crear corrientes psicológicas, que reconozcan las ideas que el psicoanálisis ha trabajado desde el inicio del estudio de la mente humana.
Ahora bien, el positivismo se ha convertido en el factor primordial para la ciencia, que determina la validez de los paradigmas, lo cual estropea todo aquello del ser humano que no es medible ni observable, causando un reduccionismo en la concepción de la psique. Es así que, se empieza a patologizar la cotidianidad, ya que, la psicología positivista no toma en cuenta la realidad del sujeto y su compresión.
El sujeto es puesto en unos parámetros de normalidad impuesta social y moralmente por la ciencia, por lo que, el psicoanálisis en contra de esto, rechaza todo tipo de noción generalizada y empieza a indagar la realidad humana de una forma introspectiva, en la cual, somete al ser humano a hacer una auto-reflexión de su vida, a través de las desdichas, emociones, vivencias, malestares y su objeto es esclarecer todo aquello que está oculto en el inconsciente y brindar estabilidad y equilibrio a su existencia.
Referencias bibliográficas
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