Cruz García Lirios
Investigador, profesor y consultor. Departamento de Psicología Social y Ambiental. Universidad Nacional Autónoma de México.
Resumen
El objetivo del presente documento es presentar los conceptos esenciales construidos por las ciencias sociales para estudiar la sustentabilidad hídrica definida como la distribución equitativa del agua entre las especies animales y vegetales considerando sus necesidades y en caso de los humanos, sus expectativas de crecimiento sin comprometer las capacidades de las generaciones de especies futuras para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, existen barreras que impiden a la humanidad desarrollarse sostenidamente. Considerando el desequilibrio entre la disponibilidad de agua per cápita y el consumo promedio de las necesidades individuales en diferentes países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, es posible inferir la exclusión hídrica definida como la distribución inequitativa del agua entre quienes pagan menos por el servicio y consumen más volumen hídrico y quienes pagan más por el servicio y consumen menos volumen hídrico. En este sentido, a partir de una revisión de los enfoques de las ciencias sociales se exponen los conceptos esenciales en torno a las problemáticas de disponibilidad y consumo hídricas. La revisión de los conceptos relativos a la sustentabilidad hídrica es esencial para la construcción de marcos conceptuales que orienten estudios exploratorios, descriptivos, explicativos y comprensivos de la relación sustentable entre la naturaleza y la humanidad.
Palabras clave: desarrollo sustentable, disponibilidad, consumo, exclusión hídrica.
Abstract
The objective of the present document is to present the essential constructs by social sciences to study hydric sustainability. Nevertheless, barriers exist that prevent the humanity to be sustainable developed. Considering the imbalance between the water availability per capita and the consumption average of the individual needs in different member countries from the Organization for the Cooperation and the Economic Development, it is possible to infer the hydric exclusion. In this sense, from a revision of the approaches of social sciences the essential concepts around problematic of hydric availability and the consumption are exposed. The revision of the concepts regarding hydric viability is essential for the construction of conceptual marks that orient exploratory, descriptive, explanatory and comprehensive studies of the viable relation between the nature and the humanity.
Keywords: sustainable development, availability, consumption, hydric exclusion.
Introducción
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD por sus siglas en Ingles) en su informe correspondiente al año 2010 identifica a los Estados Unidos de América (USA por sus siglas en ingles) como el país con mayor disponibilidad hídrica en un listado comparativo de sus países integrantes en la que Eslovenia ocupa el último sitio. En el caso de México, se encuentra dentro de los países con mayor disponibilidad hídrica por persona (ver gráfico 1).
Sin embargo, el consumo hídrico per cápita se ha incrementado en mayor proporción que la disponibilidad hídrica. México ocupa un sitio muy privilegiado en torno al uso de agua a pesar de que su disponibilidad ha disminuido, el consumo de agua se ha incrementado en los últimos 25 años (ver gráfico 2).
En el caso de los demás países que integran la OECD, Eslovenia que ocupa el último sitio de disponibilidad también se ubica con un bajo consumo de agua. Sin embargo, la sustentabilidad hídrica se ha agravado debido a que en el mundo, hace más de 40 años la migración del campo a las ciudades ha propiciado un incremento del 47 por ciento de la población concentrada en las ciudades (Díaz, 2007: 340). Un total de 2,800 millones de personas con un aumento anual de 60 millones de citadinos que en comparación al campo es tres veces mayor. Desde 1960 los países desarrollados concentran el 22 por ciento de la población en las urbes, actualmente el 40 por ciento habita las ciudades. En el caso de los países emergentes, el 61 por ciento se concentraba en las ciudades y hoy en día ha aumentado un 10 por ciento poblando la periferia de las megalópolis. En el año 2030 el 61 por ciento (5 mil millones) de un total de 8,100 millones de personas habitará las urbes (Breña, 2007: 70).
En torno a las problemáticas hídricas de disponibilidad hídrica per cápita, las ciencias sociales, en particular plantean, ente otros, los siguientes enfoques:
Estudios Comunitarios. Las problemáticas hídricas, relacionadas con la solidaridad en tiempos de escasez y con la festividad en tiempos de abundancia, son sentidas como elementos de la comunidad. La autogestión de la comunidad es la manifestación principal ante el desequilibrio hídrico global con efectos de escasez locales. Es decir, los lagos, ríos, lagunas, acuíferos o glaciares que históricamente pertenecen a las comunidades étnicas, al ser sobreexplotados por las urbes propician las movilizaciones de defensa del patrimonio comunitario por su preservación. En tal sentido, el Desarrollo Sustentable es equiparable a la autogestión de las comunidades por su derecho histórico del agua como su patrimonio de subsistencia (Breña, 2004: 40).
Estudios Jurídicos. La principal problemática es la defensa de los derechos al acceso y consumo de agua. Es decir, los acuíferos, lagos y ríos que pertenecieron a los grupos étnicos fueron expropiados por sus gobiernos y redistribuidos a zonas de desarrollo económico industrial o agropecuario (Morales, Rodríguez y González, 2007: 225).De nuevo, el Desarrollo Sustentable es la solución a la problemática del reconocimiento jurídico de los pueblos a su autodeterminación. El Desarrollo Sustentable es concebido como un documento, tratado o acuerdo en el que se plasman las leyes o principios de la autonomía relativa de los pueblos, grupos o asentamientos humanos. Las instituciones tales como las secretarias de medio ambiente o las comisiones de derechos humanos, fungen como celosos vigías de los acuerdos que han firmado los estados para controlar sus abusos sobre las comunidades y los recursos que les corresponden (Hernández, 2004: 330).
Estudios Económicos. Se estudian a las problemáticas hídricas en relación a los índices de desarrollo humano. El desarrollo humano ideal esta relacionado con la optimización de los recursos hídricos. En contraste, el desarrollo humano paupérrimo está vinculado con la escasez, corrupción, fugas y dispendio. Desde las ciencias económicas se plantea el dilema de la capitalización de los recursos naturales versus su conservación. Ante tal dilema se propone el Desarrollo Sustentable en lugar del crecimiento económico y la preservación del entorno (Corral, 2010: 123). Los planteamientos económicos hídricos establecen mecanismos de ahorro de agua a partir de sistemas tarifarios. El precio del servicio de agua potable se establece mediante las tasas de minimización o maximización de las relaciones entre los servicios, sus costos y sus beneficios en situaciones de intercambio (Dávila y Constantino, 2007a: 185). En este sentido, un incremento en los precios unitarios de agua incide en la reducción del consumo y la equidad distributiva. Precisamente, en las ZUP se establecen subsidios mientras que en la ZUC incentivos para la optimización y tratamiento y reutilización del agua. Los organismos económicos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, miden el desarrollo sustentable a partir de índices especializados en establecer la relación causal entre el ingreso per cápita y la salud, trabajo, educación, alimentación, calidad de vida o bienestar subjetivo (Goicoechea, 2007: 265).
Estudios Políticos. El impacto de la escasez de los recursos hídricos sobre las zonas centrales y periféricas de las decisiones de inversión pública, es la problemática que enmarca el estudio de los conflictos entre la ciudadanía y sus autoridades. Son dos las problemáticas hídricas: la equidad y el financiamiento del servicio (Dávila y Constantino, 2007b: 160). Ante las demandas de la ciudadanía, los gobernantes ofrecen una mayor cobertura sobreexplotando los acuíferos y filtrando las aguas residuales (Goicoechea, 2004: 125). Se trata de una política pública orientada por una planificación sustentable; integral, eficiente, equitativa e incluyente (Morales y Rodríguez, 2007a: 290). Las demandas por el recurso hídrico se manifiestan en plantones, mítines, marchas, propaganda y confrontaciones con la policía. Las movilizaciones ciudadanas son analizadas como “clientelas”, un mecanismo de control político electoral de los partidos sobre los grupos excluidos. Ante tales problemáticas, se estudian las soluciones que giran en torno a una reforma electoral en la que los gobernantes ofrecen una mayor transparencia en el manejo de los recursos a cambio de una mayor participación ciudadana en las elecciones y la rendición de cuentas (Chávez, 2004: 135; López, 2004: 107). En este sentido, se estudia al poder legislativo y sus iniciativas que permitan la participación directa de las mayorías y sobre todo las minorías, principales victimas del crecimiento económico a costa de la sobre explotación y escasez de recursos, en las decisiones de inversión y financiamiento para el desarrollo personal y grupal. El Desarrollo Sustentable, es el producto de debates entre la ciudadanía y el estado, se trata de un acuerdo en el que ambas figuras políticas convienen la explotación racional, planificada y moderada de los recursos hídricos.
Estudios Sociológicos. Las problemáticas hídricas se enfocan en la incertidumbre ambiental. Se considera al medio ambiente como un conjunto de variables inconmensurables, impredecibles e incontrolables que exhibe a la humanidad y a sus sociedades como parte del proceso de evolución y transformación de la naturaleza. Es decir, la naturaleza ha pasado por diferentes estadios evolutivos y el cambio climático que hoy en día se vive y sufre, es solo una etapa más del desarrollo de la Tierra. En dicha etapa los humanos se extinguirán salvo que sus sistemas puedan retardar los efectos del cambio climático o adaptar a sus descendientes a la contingencia ambiental. Las ciencias sociológicas plantean sociedades del riesgo en las que los avances tecnológicos tales como las centrales nucleoeléctricas, el transporte aéreo o la infraestructura hídrica en cualquier momento pueden colapsarse y con ello comprometer el crecimiento de las generaciones actuales y futuras (Ramos y Lorda, 2004: 70). El Desarrollo Sustentable es un contexto de certidumbre en tiempos de riesgo, un contexto de seguridad en tiempos de incertidumbre, un contexto de confianza en tiempos de negligencia y corrupción.
Estudios Psicológicos. Las problemáticas hídricas consisten en el impacto de la disponibilidad del agua sobre las percepciones, emociones, actitudes, motivos, intenciones, habilidades, competencias y comportamientos (Corral, 2010: 156). La escasez, desabasto, acaparamiento o insalubridad tienen un efecto directo sobre el ahorro de agua. Dicho efecto también esta mediado por las variables cognitivas. Los psicólogos llevan a cabo la confiabilidad y la validez de los instrumentos que miden dichas variables para relacionarlas con otras variables situacionales, demográficas, educativas o geoespaciales. El Desarrollo Sustentable, consiste en la adopción de estilos cognitivos y de comportamiento anti o pro ambientales.
Enmarcados
Los enmarcados en torno a las situaciones ambientales refieren a espacios simbólicos a partir de los cuales los individuos organizan sus acciones en grupos. En este sentido, los marcos explican los ámbitos de inclusión y exclusión hidrológicos. La distribución del agua entre los individuos es estructurada desde ocho enmarcados.
Enmarcados naturales. Orientan la interpretación de la escasez de agua como una sequía inesperada (Chihu, 2006ª: 15). Principalmente, en las zonas periféricas urbanas, los habitantes dependen del agua para el cultivo. En estas zonas, la abundancia de agua se simbolizaba como indicador de subsistencia. En contraste, la ausencia de lluvias, es simbolizada como un indicador de migración a las ciudades.
Enmarcados primarios. Orientan la interpretación de las sequías y los huracanes como eventos míticos en los que el principio del fin del universo se avecina (Chihu, 2006b: 220). En las zonas rurales y periféricas urbanas, las consecuencias del cambio climático (sequías y huracanes) son simbolizadas como indicadores de apocalipsis. El cambio climático, es asociado con versiones religiosas sobre el fin del universo.
Enmarcados maestros. Orientan la interpretación de la situación hidrológica como una consecuencia de la irresponsabilidad de sus gobernantes (Chihu, 2006ª: 10). Los ciudadanos tienden a vincular las situaciones ambientales con las políticas públicas. Incluso, las elecciones federales o locales están asociadas con las situaciones ambientales. Un gobernante que soluciona las demandas ambientales tiende a ser reelegido por sus gobernados.
Enmarcados significativos. Orientan la interpretación de las situaciones ambientales como una coyuntura en la que las demandas ciudadanas y los proselitismos electorales pueden coexistir y complementarse mutuamente (Chihu, 2006b: 225). En los barrios de las urbes, los habitantes tienden a condicionar su voto a partir de las promesas de campaña referentes al abasto regular de agua.
Enmarcados comprensivos. Orientan la interpretación de las necesidades ambientales comunitarias como símbolos de exclusión (Chihu, 2006ª: 16). La escasez, desabasto e insalubridad del agua son simbolizadas como situaciones inherentes a los suburbios, las comunidades, los barrios, los guetos, las favelas o las vecindades.
Enmarcados moduladores. Orientan la interpretación de los grupos y sus situaciones ambientales como modelos de resistencia (Chihu, 2006b: 222). Debido a que en las zonas periféricas urbanas, los vecinos se organizan para bloquear vías de comunicación o transporte, son vistos como ejemplos a seguir por parte de grupos que sufren la escasez, desabasto o insalubridad del agua.
Enmarcados fabricadores. Orientan la interpretación de grupos subversivos que se confrontan con las autoridades y otros grupos no radicales que demandan o tienen agua (Chihu, 2006ª: 15). Tales grupos organizan conflictos para presionar a sus gobernantes a través de acciones mediáticas tales como; manifestaciones, bloqueos, huelgas, mítines, protestas y levantamientos.
Enmarcados referenciales. Orientan la interpretación de grupos organizados a partir de sus recursos. Tales grupos construyen sistemas de información, comunicación y difusión para persuadir a sus simpatizantes y disuadir a sus disidentes en torno a las movilizaciones por la obtención del agua (Chihu, 2006b: 230). En la medida en que los adherentes simbolizan a los recursos y a las movilizaciones como necesarias y suficientes para la obtención de beneficios y la minimización de costos, se incrementa el número de seguidores. En el caso contrario, un cálculo de mayores costos frente a menores beneficios, incrementa el número de desertores.
Enmarcados resonantes. Orientan la interpretación de las necesidades en relación a sus costos y las movilizaciones en relación a sus beneficios (Chihu, 2006ª: 15). Los grupos organizados evalúan constantemente los logros obtenidos contrastando sus necesidades con sus demandas y sus estrategias con sus resultados. Los grupos organizados tienden movilizarse en función de su historial. La obtención de agua depende de la evolución de su sistema de movilización o la reingeniería de sus estrategias cuando se ha agotado el sistema de resistencia.
Los enmarcados son ámbitos en los que los grupos desarrollan símbolos que les fundamentan sus necesidades, demandas, estrategias, acciones y logros. En este sentido, la simbolización de las situaciones ambientales influye en las necesidades de abasto, las demandas del recurso, las estrategias de ahorro, los bloqueos de avenidas, la confrontación con las autoridades y el suministro de agua.
Los enmarcados tienen como referentes a los campos. La diferencia entre ambos consiste en que mientras los enmarcados son orientaciones de simbolizaciones, los campos son orientaciones de acciones, mientras que los marcos fundamentan acciones, los campos evidencian las acciones asimétricas, los enmarcados orientan grupos, los campos son producidos por los grupos.
Campos
Los campos son el resultado concreto y practico de las simbolizaciones de los individuos. En la medida en que los individuos tienden a diferenciarse, los campos tienden a diversificarse. Se trata de relaciones asimétricas de poder económico, político, social, cultural, educativo, científico y tecnológico entre los individuos. Debido a que las relaciones asimétricas entre los individuos develan la difusión, recepción, producción y pos-difusión de símbolos, los campos son escenarios de contienda en donde se intercambian símbolos persuasivos o disuasivos para incluir o excluir a los individuos en grupos. Precisamente, una consecuencia de los campos simbólicos son los grupos que en la literatura se conocen como dominantes, intermedios o subordinados. Antes bien, los campos son heurísticos de interpretación simbólica.
Campos hermenéuticos. Son heurísticos de construcción histórica personal. La suma de estos campos da origen a los contextos (Thompson, 1998; 400). Es el caso del contexto de la modernidad que se inició a partir de la iniciativa individual de científicos que cuestionaron el orden medieval. A partir de los descubrimientos de Copérnico, los aportes de Bacón y las contribuciones de Descartes, el proyecto de la modernidad se configuró como el contexto de cambio histórico. Este proceso fue similar al contexto del ambientalismo. A partir de los descubrimientos científicos en torno al impacto del crecimiento económico en el medio ambiente los grupos ecologistas lograron influir en los gobiernos democráticos para la legislación e implementación de tarifas, sanciones, subsidios e incentivos favorables a la conservación de las especies animales y vegetales. Fueron los marcos hermenéuticos en cada activista, grupo, partido u organización verde, quienes interpretaron las coyunturas históricas de deterioro ambiental y transformaron la historia al controlar las emisiones que dañaban la capa de ozono.
Campos interactivos. Son heurísticos de construcción histórica grupal. En la medida en que los individuos alcanzan un estatus de organización configuran sistemas (Thompson, 1998: 401). La creatividad individual da paso a la innovación grupal. Precisamente, es la innovación la que otorga reconocimiento y estatus al grupo. Una vez instalados en las posiciones privilegiadas, los grupos proyectan su producción, innovación y difusión de símbolos con el propósito expreso de incrementar o por lo menos conservar su influencia en la sociedad. En este sentido, algunos grupos ecologistas pasaron de las protestas convencionales a las manifestaciones cibernéticas. Estos grupos diversificaron su estrategia haciéndola menos costosa, más amplificada, más eficiente, más eficaz y más efectiva. En efecto, los grupos ecologistas reprodujeron en su interior las mismas estructuras de la sociedad que critican. El activismo ecológico se fragmento en grupos vanguardistas, grupos moderados y grupos radicales. Los campos dejaron de ser heurísticos para convertirse en estrategias.
Campos devaluatorios. Son estrategias de deconstrucción de la identidad grupal elitista. Las estrategias tecnocentristas fueron criticadas por los ambientalistas (Thompson, 1998: 409). En torno al planteamiento cientificista de que el deterioro ambiental sólo podrá solucionarse con el avance de la tecnología alternativa (eólica, hidrológica, solar), los ambientalistas moderados han señalado que la ciencia y la tecnología son el resultado de mecanismos económicos, políticos y sociales de exclusión. En el proyecto de preservación tecnológica ambiental, los usos y costumbres étnicos no tendrían cabida. Las tradiciones, los hábitos y las cosmovisiones del mundo serían extinguidos con la implementación de proyectos tecnológicos para la transformación y redistribución de la energía a partir tecnologías financiadas por transnacionales económicas, cúpulas políticas o élites sociales. Las tecnologías desarrolladas por institutos privados, universidades meritocráticas, academias auspiciadas o investigadores becados, indican una brecha ambiental entre quienes conservan santuarios, centros ceremoniales o ciudades antiguas para incentivar el turismo y aquellos que se preocupan por la conservación de la biodiversidad, la biomasa, los glaciares y las especies.
Campos conflictivos. Son estrategias de reconstrucción de la identidad grupal autóctona. El ambientalismo radical plantea que el medio ambiente es un sistema interconectado (Thompson, 1998: 234). La humanidad al ser parte de este sistema, no tiene el derecho de decidir sobre la naturaleza. Además, la humanidad al no ser una totalidad homogénea, debería preocuparse por conservar la heterogeneidad cultural. La humanidad al estar compuesta de grupos étnicos debe preocuparse por su conservación so-pena de perder una parte fundamental de historia. En este sentido, los ambientalistas radicales (ecocentristas) se confrontan abiertamente con los grupos tecnocentristas. Sin embargo, la difusión de sus ideales se restringe a noticias sobre embarcaciones que impiden la casa de ballenas en Japón o focas en Canadá, el consumo de organismos genéticamente modificados en las ciudades europeas y norteamericanas, la rendición de cuentas en ciudades de Latinoamérica o la violación a los derechos humanos de los mineros en Asía y África.
Los campos son entidades simbólicas de tensión entre los grupos a favor de la conservación de la heterogeneidad y los grupos a favor de la conservación de la homogeneidad. Los primeros son conocidos como ecocéntricos y los segundos como tecnocéntricos. Los campos son estrategias de persuasión o disuasión y la distribución de símbolos, simpatizantes, recursos y movilizaciones son consecuencias de dichos campos.
Normas
Las normas son reguladores del pensamiento y el accionar humano. En tanto mecanismos de selección y manejo de información, establecen los criterios a partir de los cuales se justifica y legitima un sistema de distribución hidrológica. En la medida en que la información en torno a la distribución equitativa del agua esta regulada, también esta regulado su ahorro o dispendio. En este sentido, las normas pueden clasificarse en referencia a los ámbitos jurídico, social, moral o religioso.
Normas jurídicas. Son reguladoras de los derechos y obligaciones que adquieren los ciudadanos como consumidores de productos y como usuarios de servicios (Girola, 2005: 117). El derecho a los recursos ambientales, especialmente a la extracción, distribución, uso y reutilización del agua, plantea la problemática fundamental del desarrollo sostenible. La normatividad ambiental, a través de las eco-tasas, las sanciones o los subsidios es un instrumento de política pública para regular el mercado hidrológico. Se considera que dicha regulación garantizará la preservación de las capacidades humanas futuras para el consumo de dichos recursos. La conservación de los recursos define la preservación de los derechos y obligaciones de la humanidad contemporánea y la humanidad futura. Los acuerdos celebrados en Rio de Janeiro en 1992 y Kioto en 2002 destacan la obligatoriedad de los gobiernos a seguir los lineamientos para un futuro sostenible. Sin embargo, no se mencionan los mecanismos de influencia entre los individuos, los grupos y las sociedades, los cuales pueden ser explicados a partir de una normatividad desregulada que se caracteriza por ser flexible pero permanente y efectiva cuando el consumismo de los individuos rebasa los límites permisibles del grupo al que pertenece o quiere pertenecer.
Normas sociales. Son reguladoras de los derechos y obligaciones que adquieren los individuos como miembros de un grupo, a su vez de una sociedad y una cultura (Girola, 2005: 116). La relación entre los grupos y los individuos presenta mecanismos de influencia y poder que regulan el accionar tanto individual como colectivo. Los tratados, acuerdos, leyes, legislaciones, constituciones y códigos no han incluido figuras jurídicas que aludan a las sanciones por desperdiciar agua tanto en individuos como en grupos. En este sentido, las normas sociales han demostrado su efectividad al explicar tanto el ahorro como el dispendio de agua. Es decir, la normatividad de un grupo tiene un efecto directo, positivo y significativo sobre el uso o consumo de agua.
Normas subjetivas. Son reguladoras de la influencia del grupo sobre el individuo. El consumo de los recursos, principalmente el agua, ha sido explicado a partir de los hábitos y las costumbres familiares, vecinales o laborales en los que el individuo ha sido influido (Agarwal, 2000: 87). En tal sentido, el ahorro de agua ha sido explicado a partir de las tradiciones de conservación hidrológica que subyacen a la escasez de agua. En comunidades y barrios donde el servicio de agua potable es insuficiente o inexistente, la gente desarrolla habilidades y las consolida al sistematizar el ahorro de agua. El cuidado del agua inicia el proceso de normatividad subjetiva al considerarla como un elemento comunitario o barrial al cual hay que cuidar por el simple hecho de considerarse como objeto perteneciente al espacio de convivencia. El ahorro de agua es reforzado por la norma subjetiva a ser considerada como un símbolo de identidad. La reutilización culmina el proceso de normatividad subjetiva al ser considerada como una alternativa preservación del agua.
Las normas en tanto reguladoras del comportamiento humano, son factores esenciales para la explicación y la predicción del ahorro de agua o el dispendio hidrológico. La regulación del consumo o el uso de agua esta relacionado significativamente con los principios de extinción o preservación de los recursos naturales y con ellos la humanidad.
Capitales
Los capitales son recursos desarrollados a partir de factores motivacionales en torno al posicionamiento de los individuos en culturas diversificadas, sociedades multisectoriales, instituciones heterogéneas, comunidades abiertas, grupos incluyentes e individuos liberales. Los capitales han sido la principal respuesta de los individuos ante las situaciones ecológicas, especialmente en relación a la escasez hidrológica. En la medida en que la sequias son más frecuentes y prolongadas, los individuos, tienden a competir por el suministro, almacenamiento, consumo, reutilización y reciclaje.
Capitales económicos. Son recursos tales como el salario, el crédito o las inversiones que ubican al individuo en un estrato económico (Thompson, 1998: 237). El principal capital que las personas han procurado en relación a una sequía ha sido la apertura de cuentas bancarias que garanticen la disponibilidad de dinero en el momento en que la situación se agrave. Proliferan los seguros que amparan el bienestar individual o familiar ante una situación de escasez extrema. El desarrollo de los mecanismos crediticios, financieros y comerciales ha permitido que incluso las naciones contraten seguros ante las consecuencias de catástrofes naturales impredecibles.
Capitales simbólicos. Son recursos tales como la imagen o el reconocimiento que identifican al individuo en una esfera social (Thompson, 1998: 238). Los capitales simbólicos, a diferencia de los capitales económicos, son representaciones abstractas del valor de una persona en relación a otra persona, un grupo o una sociedad. Ambos capitales, económicos y simbólicos, son instrumentos de especulación ante las crisis. En una situación de escasez de agua, los capitales simbólicos se activan para proteger a quienes les son atribuidos. Durante los sismos, las inundaciones o las tempestades, los capitales simbólicos determinan la protección de personajes respetados por el estrato social. De este modo, las clases sociales se preservan cuidando a sus representantes excepcionales.
Capitales culturales. Son recursos tales como el nivel educativo, la formación académica, la trayectoria laboral, las constancias o los diplomas que estructuran al individuo en una colectividad (Thompson, 1998: 220). Ante las situaciones ambientales, los capitales culturales son las respuestas más estructuradas para explicar la situación y proponer soluciones correspondientes. Los especialistas del conocimiento, por su formación y nivel educativo, son los más proclives a intervenir en las situaciones. Una situación de desabasto de agua casi siempre es solucionada por aquellos individuos que proponen escavar pozos en los lugares más favorables, contratar el servicio de pipas al mayoreo, abatir las fugas residenciales, capacitar a la gente en la reparación de las mismas o educar a los niños para su prevención.
Capitales comunitarios. Son recursos tales como la identidad, la pertenencia o el arraigo que incluyen a un individuo en una localidad (Durston, 2001: 12). A diferencia de los capitales culturales en los que la gente necesariamente tiene un nivel educativo universitario, los capitales comunitarios son recursos que puede desarrollar cualquier campesino. Se trata de mecanismos de solidaridad en los que los ejidatarios comparten el agua de riego para lograr la cosecha anual, las trabajadoras domésticas administran la cantidad de consumo para la preparación de alimentos y los niños identifican las fugas. Sin embargo, los capitales comunitarios no obedecen a leyes de oferta y demanda, como es el caso de los capitales culturales, más bien obedecen a las leyes de la comunidad que considera a los recursos naturales como parte de ella. Incluso, la comunidad al considerarse como parte de la naturaleza, tiende a respetar más que a cuidar los procesos hidrológicos de los acuíferos, lagos y ríos.
Capitales institucionales. Son recursos tales como la competitividad, la eficiencia, la eficacia o la efectividad que incorporan a un individuo a una organización (Durston, 2001: 12). Al interior de las organizaciones gubernamentales, la escasez de agua, el abasto irregular o la insalubridad consecuente, son controlados a partir de propuestas o acciones de solución que en el pasado han sido implementadas y mejoradas. La evacuación de comunidades en riesgo o la protección civil ha sido constantemente evaluada, reelaborada y probada. Los capitales institucionales son consecuencia de las políticas de protección civil que el Estado lleva a cabo para garantizar la preservación de la gente y en el mejor de los casos la preservación de otras especies animales y vegetales. Sin embargo, muchas de estas acciones de protección civil pueden llegar a ser eficientes pero poco eficaces y efectivos. La prevención es una estrategia a la que apuestan muy pocos gobiernos siendo la atención improvisada y desordenada los indicadores de las políticas ambientales. Casos tales como los desastres naturales causados por huracanes, sismos o inundaciones ilustran que los Estados no se han preocupado por las consecuencias del cambio climático en sus costas, comunidades o ciudades.
Capitales grupales. Son recursos tales como la influencia o el liderazgo que garantizan la permanencia de un individuo en una asociación (Durston, 2001: 11). Los capitales grupales son una respuesta de la gente ante la ineficacia y nula efectividad del Estado en la prevención de los desastres naturales. Ante la ausencia de atención debida, la sociedad se organiza en brigadas para atender a su gente ante los desastres naturales y atender a otras comunidades aledañas. La gente, convertida en brigadas, obedece a sus valores altruistas, pero sobre todo percibe que ayudar ahora mismo a otros grupos implica que ellos puedan ser auxiliados en el futuro. En efecto, los capitales grupales surgen por la cortesía entre las comunidades, los barrios o las colonias que comparten los mismos riesgos y las mismas estrategias de sobrevivencia. En cada brigada surge un líder que evaluará la situación y las posibilidades de intervención.
Capitales individuales. Son recursos tales como las habilidades, los conocimientos o los valores que etiquetan a un individuo como excepcional en relación a quien realiza la atribución (Durston, 2001: 12). La organización de la información a través de esquemas y la implementación de la información a través de acciones, son los recursos principales con los que un individuo cuenta para enfrentar las situaciones ambientales. Ante la escasez prolongada, el individuo aprende a dosificar el consumo de agua, a reparar las fugas, a reutilizar el agua y sobre todo a prevenir derroches. Cuando el individuo ha alcanzado un nivel especializado, será proclive desarrollar propuestas más estructuradas y efectivas. Tales son los casos de los inventos que se desarrollan a partir de las catástrofes naturales, los ecoconcretos, los antitsunamis, las celdas solares, los hornos ecológicos, las compostas y los sanitarios ecológicos, son algunos de los ejemplos más paradigmáticos.
Los capitales son recursos que solucionan directa e indirectamente las situaciones ambientales. Directamente a través de innovaciones tecnológicas e indirectamente a través de propuestas organizativas cuando el Estado no es atingente. Directamente, los inventos favorables al medio ambiente surgen por la acumulación y organización de información que los seres humanos excepcionales recaban para perfeccionar las respuestas de la humanidad ante los cambios climáticos.
Identidades
Las identidades son sentidos de comunidad vinculados a espacios, tiempos y grupos a partir de interpretaciones sobre la relación medio ambiente y comportamiento humano. En México, los estudios psicológicos en torno al Desarrollo Sostenible han planteado y establecido que la principal estrategia para enfrentar las situaciones ambientales en torno a la escasez de recursos naturales ha sido la identidad social. Estos estudios plantean que las personas al percibir las ventajas de pertenecer a un grupo, deciden sesgadamente adherirse a dicho grupo. En el proceso psicológico social de la identidad, los endogrupos son construidos en referencia a los exogrupos. A partir de categorías improvisadas se responde a situaciones imprevistas o inesperadas. Este conflicto de elección de adherencia se resuelve sesgadamente cuando se perciben altos grados de justicia a los endogrupos y altos grados de injusticia a los exogrupos.
Identidades vecinales. Definidas como la preservación del lugar de residencia a partir de la toma de decisiones en el desarrollo tanto de acciones e innovaciones socio urbanas como de demandas (preservación, cambio o mejoramiento del entorno) y sus situaciones (contaminación, inseguridad y distribución desigual de bienes y servicios) han explicado las acciones ciudadanas para abatir el problema de las fugas públicas de agua en los barrios urbanos opulentos. El abasto irregular e insalubre de agua, son las principales situaciones en el caso de la zona oriente del Valle de México y la identidad comunitaria, es la principal respuesta de estos barrios excluidos (Montenegro, 2004b: 140).
Identidad comunitaria. Incluye cuatro dimensiones; sentido de similitud (usos y costumbres compartidas) con personas cercanas, sentido de interdependencia con vecinos de un barrio, sentido de pertenencia a un grupo estable y fiable que frecuentemente es el barrio donde se vive y sentido de inclusión como una disposición a alterar la permeabilidad de la membrana personal para incluir a otros (Montenegro, 2004ª: 45).
Las identidades corresponden a los espacios, los tiempos y los grupos estructurados en cuatro niveles de explicación. En el nivel intra individual en el que la persona construye una imagen de sí mismo a partir de sí mismo como entidad independiente de la humanidad y la naturaleza. En el nivel inter individual la persona toma decisiones a partir de la información que le proporciona un referente externo (Zuñiga y Asún, 2004: 39). En el nivel intra grupal la persona toma decisiones de elección casi siempre sesgadas a partir de la percepción de los actos del grupo al que pertenece o quiere pertenecer. En el nivel inter grupal las personas asumen decisiones a partir de la legitimidad de los actos del grupo al que pertenece o quiere pertenecer. Es posible observar que las decisiones son tomadas a partir de la auto-percepción o la percepción exterior de los objetos que se relacionan con el individuo.
Comportamientos
Los comportamientos son estrategias o programas, emocionales o deliberados, heurísticos o planificados, improvisados o sistemáticos que vinculan a la humanidad con la naturaleza. Las ciencias de la sostenibilidad, principalmente las de la cognición y el comportamiento, se han enfocado en el estudio de los factores determinantes de los comportamientos favorables o desfavorables al crecimiento económico o al desarrollo sostenible. Cuando los comportamientos son respuestas a las situaciones inciertas y se llevan a cabo, a pie juntillas, se trata de programas que culturas, sociedades, instituciones o grupos imponen en los individuos. En contraste, cuando los comportamientos son innovaciones que transforman las situaciones inciertas, se trata de estrategias que los individuos construyen a partir de la asociación de conocimientos e intuiciones.
Comportamientos altruistas. Son programas emocionales, heurísticos e improvisados que relacionan al individuo con un grupo (Corral y Pinheiro, 2004: 11). Las catástrofes naturales representan coyunturas de oportunidad para adquirir el reconocimiento social cuando se ayuda con donaciones en especie o en dinero a los grupos que han sufrido las inclemencias climáticas. Desde voluntarios hasta celebridades aprovechan la coyuntura para surgir como líderes morales que salvaguardan a las víctimas de las catástrofes. Estos comportamientos son difundidos por medios de comunicación que al entrevistar a los benefactores declaran estar a favor de la unión nacional, la conciencia cívica o la ayuda humanitaria. Los medios de comunicación son los responsables principales de organizar los comportamientos altruistas en función de la incompetencia, corrupción o negligencia de los gobernantes, representantes y autoridades económicas, políticas, sociales, culturales, educativas, científicas y tecnológicas. En efecto, los medios de comunicación construyen una realidad mediática que es aprovechada por los filántropos para impulsar sus organizaciones y con ello captar recursos mayores.
Comportamientos austeros. Son estrategias emocionales, heurísticas y sistemáticas que defienden al individuo de su situación (Corral y Pinheiro, 2004: 12). La escasez y el desabasto de agua ha causado su dosificación, ahorro y reutilización. En los barrios periféricos de las ciudades que no cuentan con la infraestructura suficiente y que se distinguen por niveles estratosféricos de corrupción o negligencia o incompetencia gubernamental, la austeridad es la estrategia principal para administrar el consumo de agua, la dosificación es la estrategia oficial para organizar el consumo de agua y la reutilización es la estrategia excepcional para subsistir sin el consumo de agua.
Comportamientos prospectivos. Son estrategias, deliberadas, planificadas y sistemáticas que proyectan al individuo en el futuro (Corral y Pinheiro, 2004: 13). Las situaciones ambientales también han dado origen al surgimiento de proyectos a largo plazo en el que los vecinos, los colonos y los emigrantes se organizan en torno al abasto permanente y regulado del agua. Empero estas estrategias también son una respuesta a las políticas neoliberales de privatización del servicio de agua. Es decir, la creación de un mercado hidrológico en América Latina ha dado origen a monopolios que fundamentan sus utilidades a partir del incremento de tarifas. Estas políticas, mercados y esquemas de negocios hidrológicos han propiciado el surgimiento de movilizaciones ciudadanas en defensa de los recursos naturales, principalmente el petróleo y el agua. Se trata de proyectos de financiamiento de la extracción, transformación, filtración, desalineación, potabilización distribución, consumo, reutilización, desinfección, saneamiento o reciclaje del agua a partir de recursos comunitarios.
Comportamientos pro-ambientales. Son estrategias, emocionales o deliberadas, heurísticas o planificadas, improvisadas o sistemáticas que conservan al individuo y a la naturaleza. Las situaciones ambientales han impulsado el surgimiento del ambientalismo, conservacionismo o preservacionismo que consiste en acciones a favor del medio ambiente sin considerar sus efectos económicos, políticos, sociales, culturales, educativos, científicos o tecnológicos (Bustos, Flores y Andrade, 2004: 59).
Comportamientos sostenibles. Son programas deliberados, planificados y sistemáticos que desarrollan a la humanidad y a la naturaleza (Corral y Pinherio, 2004: 14). El cambio climático fue la causa principal que obligó a las naciones a reunirse para estructurar un proyecto de desarrollo sostenible en función de la disponibilidad de recursos. El ciclo del agua, indicador principal del cambio climático, evidenció la importancia de los glaciares, los témpanos, los acuíferos, los lagos y los ríos en la vida del planeta y la humanidad actual y futura. En este sentido, el comportamiento sostenible puede entenderse como una estrategia al establecer los pasos a seguir para la distribución hidrológica equitativa entre las especies animales y vegetales. Sin embargo, el comportamiento sostenible es un programa al interiorizarse en cada cultura, sociedad, institución, organización, comunidad, grupo e individuo. El comportamiento sostenible es un legado de oportunidad y subsistencia de las generaciones actuales en relación a las generaciones futuras.
Los comportamientos en tanto estrategias se han ido interiorizando hasta convertirse en programas de respuesta frente a los cambios climáticos globales y locales.
Participaciones
Las participaciones son mecanismos de movilización de los sectores sociales. Los roles que los Estados han adoptado (neoliberal, socialdemócrata, socialcristiano) generaron liderazgos que influyen e incluso, manipularon a las masas, a los estudiantes, a los profesionistas, a los científicos, a los tecnólogos para la movilización que en un principio exigió y después usurpo la función principal del estado: la seguridad.
Participaciones subversivas. Son mecanismos de movilización atípica para la auto-organización de la defensa global, nacional o local (Contreras, Correa y García, 2005: 207). Las políticas neoliberales de desregulación de los mercados, proliferación de la devastación de bosques, erosión de zonas de cultivo, comercialización de parques nacionales e invasión de zonas arqueológicas, propician la organización de etnias, campesinos, guerrilleros, estudiantes o ecologistas para la defensa de los espacios considerados como patrimonios universales, nacionales o locales. Las participaciones subversivas involucran a redes altermundistas para la confrontación simbólica de la globalización neoliberal.
Participaciones comunitarias. Son mecanismos de movilización étnica para la auto-organización de una localidad (Cunill, 1991: 45). Las participaciones comunitarias han sido reducidas a un proceso asistencialista y clientelar. Sin embargo, los proyectos de desarrollo comunitario sostenible incluyen el financiamiento para la capacitación de la preservación de bosques, cuencas, valles, relieves o zonas arqueológicas que la industria del turismo pueda comercializar. Las participaciones comunitarias son esenciales en los proyectos de conservación de zonas protegidas; ceremoniales o santuarios.
Participaciones sociales. Son mecanismos de movilización colectiva para la exigencia de políticas de bienestar (Cunill, 1991: 44). Las participaciones que emanan de las sociedades son mecanismos de respuesta ante la negligencia, incompetencia o corrupción de las autoridades y los liderazgos que ocupan su lugar de gestores de las necesidades de la gente. La seguridad pública y el empleo son sus principales demandas que al no ser atendidas por el gobierno o en todo caso, al ser insuficientemente atendidas por los representantes, la gente sale a exigir más policías y recursos para combatir la delincuencia o más inversión pública para reactivar la economía. La sociedad se moviliza en torno a un pacto de exigencia y cooperación hacia el Estado frente a la inseguridad y el desempleo. Las exigencias normalmente son atendidas y son legisladas por los parlamentos que a su vez solicitan a los ministros o presidentes la solución expedita de las situaciones. Cuando la sociedad no encuentra una respuesta de esta índole, se radicaliza en actos de violencia que la llevan a una confrontación directa con sus autoridades. En efecto, las participaciones sociales oscilan entre las protestas y los actos violentos. Se trata de movilizaciones que buscan el conflicto social a partir de las necesidades no atendidas por el Estado. Son movilizaciones conducidas por liderazgos que una vez identificados, capturados, juzgados y condenados, sus seguidores organizan protestas para enaltecerlos a mártires. Este proceso evidencia en torno a quién están organizadas las movilizaciones sociales, sus alcances y limites.
Participaciones políticas. Son mecanismos de movilización electoral para la exigencia de representatividad y gobernabilidad (Cunill, 1991: 46). Las participaciones políticas se han reducido al voto por algún partido, candidato o plataforma que plantea los riesgos de los fraudes electorales e ingobernabilidad. Las muestras de apoyo o desprecio hacia algún partido, candidato o plataforma son también consideradas participaciones políticas que en años electorales proliferan e incrementan en función de la competencia política entre candidatos y partidos que en el pasado discrepaban en torno a sus ideas y ahora discuten en torno a la repartición y distribución de los recursos y puestos públicos. De este modo, en la medida en que la competencia electoral aumenta, las participaciones políticas se radicalizan, diversifican e incrementan.
Participaciones consultivas. Son mecanismos de movilización electoral para la exigencia de conservación del medio ambiente (Cunill, 1991: 47). Las participaciones consultivas son las primeras en plantear que las situaciones globales tales como el cambio climático, el bioterrorismo y los organismos genéticamente modificados son asuntos públicos que deben solucionarse desde la regulación estatal de los mercados. Los referéndums y plebiscitos son los mecanismos principales para iniciar juicios políticos de lesa humanidad a los responsables de genocidios asociados a ecocidios. En este sentido, los conflictos por el control de las cuencas, los ríos y los acuíferos representan ejemplos de los problemas que las participaciones consultivas pretenden cubrir.
Participaciones sectoriales. Son mecanismos de movilización grupal para la exigencia de políticas ambientales locales (Cunill, 1991: 58). El desarrollo sostenible contempla la participación étnica o ejidal en torno a la conservación de las zonas turísticas. Entre el Estado sostenible y los grupos locales existe un pacto de conservación de las zonas turísticas que determinan la inversión pública y privada en las zonas aledañas a los atractivos turísticos.
Participaciones ambientales. Son mecanismos de movilización ecologista para la auto-organización frente a las situaciones ambientales (Moreno, Corraliza y Ruíz, 2005: 502). Las participaciones ambientales son la respuesta principal de las organizaciones ambientalistas ante los proyecto hidrológicos que impactan significativamente los ecosistemas y las comunidades aledañas. El impacto de la construcción, operación y mantenimiento de hidroeléctricas, nucleoeléctricas y termoeléctricas sobre el entorno, las comunidades y las ciudades han sido favorables al crecimiento económico a través de la comercialización de la energía y también, desfavorable al equilibrio ecológico indicado por la distribución equitativa del agua entre las especies. Ante tales situaciones, ecologistas e indigenistas, organizan movilizaciones para el cierre de nucleoeléctricas y la generación de energías alternativas utilizando la fuerza del viento, el gas natural o la energía solar. Las participaciones ambientalistas se caracterizan por proponer tecnologías energéticas alternativas para evitar el impacto de las tecnologías ortodoxas sobre el medio ambiente.
Participaciones ciudadanas. Son mecanismos de movilización vecinal para la auto-organización frente a las situaciones ambientales (Cunill, 1991: 60). El impacto de la construcción, la administración y el mantenimiento de redes de suministro, drenaje y filtración sobre las comunidades y los barrios periféricos por donde transita el agua potable y el agua residual, genera protestas, cierres de avenidas y confrontaciones con las autoridades. Los ciudadanos se organizan para tomar las instalaciones ambientales y con ello presionar a sus representantes en la solución de las situaciones.
Participaciones sostenibles. Son mecanismos de movilización ciudadana para la exigencia de políticas sostenibles. El impacto del desarrollo sostenible sobre las políticas ambientales y energéticas, las necesidades urbanas y rurales, la subsistencia de las especies animales y vegetales, sugiere mecanismos de verificación y presión indicados por la transparencia administrativa y la rendición de cuentas. El Estado y sus instituciones, son verificados y evaluados a partir de su administración de los recursos y sus decisiones de financiamiento. Los ciudadanos adquieren la función de observadores del accionar gubernamental.
Las participaciones son mecanismos de presión y auto-organización en función de las políticas gubernamentales en relación a las situaciones ecológicas, principalmente energéticas y ambientales. Las participaciones en tanto mecanismos de respuesta frente a las políticas desreguladoras de los mercados son las expresiones más significativas de la sociedad civil. Sin embargo, al interior de las sociedades, se han desarrollado movilizaciones grupales que conjugan enmarcados, campos, climas, normas, valores, visiones, percepciones, creencias, actitudes, motivos, paradigmas, racionalidades, conocimientos, capitales, pertenencias, identidades, intenciones, comportamientos, liderazgos y participaciones en culturas de protesta fundamentados en imágenes y acciones peculiares.
Movilizaciones
Las movilizaciones son contextos de influencia entre las costumbres, los valores y las creencias de una sociedad o comunidad que orienta a los grupos e individuos. Sin embargo, también implica la construcción de formas y estilos de vida que funcionan como agentes de cambio a partir de la reivindicación. En un polo opuesto la sociedad de masas homogénea coexiste con culturas minoritarias. La sociedad de masas se adelantó al proyecto homogeneizador de la globalización cuando en la década de los veintes en los Estados Unidos la prosperidad económica causó la sociedad consumista y la crisis de 1929, con ella el surgimiento de movimientos sociales tales como; las panteras negras y la cultura subterránea.
Movilizaciones subculturales. Son contextos de reproducción cultural construidos por jóvenes excluidos del crecimiento económico (Ramírez, 2006: 254). Las movilizaciones subculturales surgen en la década de los cincuenta, se consideran excluidas del sistema social por tener principios distorsionados de libertad, igualdad y justicia. Son grupos de individuos que fueron estereotipados, rechazados y encasillados en zonas periféricas a las ciudades. La formación de cinturones de miseria concentró a grupos migrantes sin educación, ni recursos intelectuales o financieros.
Movilizaciones contraculturales. Son contextos de producción cultural construidos por jóvenes auto-marginados del crecimiento económico (Ramírez, 2006: 255). Las movilizaciones contraculturales surgen en la década de los sesentas, son aquellos grupos que han decidido apartarse voluntariamente del progreso auto-marginándose cuestionando los principios esenciales de la modernidad. Se trata de contraculturas tales como el movimiento punk o gótico que no necesariamente habitan en la periferia de las ciudades pero que se manifiestan abiertamente en contra de los principios que rigen el orden social. Incluso tienen un capital cultural y económico suficiente para reincorporarse al proyecto de modernidad.
Movilizaciones multiculturales. Son contextos de diversificación cultural construidos por jóvenes migrantes (Ramírez, 2006: 257). Surgen en la década de los ochenta, son grupos que estuvieron en contra de la carrera armamentista, los productos transgénicos, la contaminación atmosférica, la caza de ballenas o focas, la explotación del trabajo infantil y la explotación sexual actuando a favor de un comportamiento favorable al medio ambiente, a la diversidad sexual y étnica, así como la promoción de los derechos humanos políticos, sociales, ambientales e informacionales. Se trata de grupos heterogéneos que comparten principios de tolerancia a la diversidad, el respeto a las manifestaciones culturales y la preservación del medio ambiente. Son grupos conformados por individuos ilustrados con acceso a la información, asimilación de sus contenidos y transformación de sus objetivos. Intervienen a partir de diagnósticos precisos sustentados en la investigación documental y la cuasi experimentación empírica. Algunos de sus miembros operan en la clandestinidad o infiltrados como investigadores o profesionistas involucrados con los eventos o situaciones de injusticia. La ideología que los enlace es la defensa de la diversidad y la expresividad de las ideas a través de mecanismos de voz y voto por ello influyen en la decisiones políticas, económicas y sociales de municipios y localidades. Los espacios tales como universidades, institutos, comunas o municipios en los que operan son construidos por ellos.
Las movilizaciones son construcciones juveniles que aprovecharon coyunturas económicas, políticas, sociales, científicas y tecnológicas para emerger como contextos de reproducción, producción e innovación de las protestas, las expresiones y las alternativas de convivencia con la naturaleza y la humanidad consumista.
Zonas
Las zonas son espacios en los que se estructuran o desestructuran los individuos, los grupos, las comunidades, las instituciones, las sociedades, las culturas o las generaciones. Las zonas son escenarios de contienda en los que surgen reivindicaciones de grupos. Las zonas son entidades de inclusión, vulneración, exclusión o complejidad en donde se redistribuyen las situaciones, los recursos, las personas, los símbolos y los significados en torno a la equidad o inequidad, justicia e injusticia, igual o desigualdad ambientales.
Zonas excluyentes. Son espacios desorganizados en los que los individuos tienen diferencias abismales en derechos y oportunidades de acceso, almacenamiento y consumo de recursos (Minujin, 1999: 183). Las zonas excluyentes están vinculadas a la escasez de agua generada por la corrupción, negligencia e incompetencia gubernamental indicada por las fugas de agua públicas. En los barrios periféricos urbanos, las fugas de agua públicas representan entre un 20 por ciento y hasta un 40 por ciento. El crecimiento desorganizado de las ciudades auspiciado por políticas públicas deficientes del servicio de agua potable, la ausencia de campañas de ahorro o la falta de programas de educación ambiental, han propiciado inversiones mínimas en la infraestructura hidráulica, el bombeo, la distribución, el tratamiento, el cobro y el mantenimiento. Sin embargo, la característica principal de las zonas excluyentes implica a la distribución inequitativa del agua. En los barrios periféricos, la escasez o el desabasto, es la causa de su crecimiento económico limitado. Los colonos son manipulados por los partidos de oposición o bien, son utilizados como clientelas políticas al condicionarles el abasto de agua por votos a favor de candidatos del partido en el poder. Las zonas excluyentes son conformadas por ciudadanos con ingresos mínimos, sin acceso a los créditos suficientes para la captación fluvial, el reciclaje, la tecnología de calentamiento solar o riego por goteo automatizado.
Zonas vulnerables. Son espacios desorganizados en los que los individuos tienen diferentes derechos y oportunidades de acceso, almacenamiento y consumo de recursos (Minujin, 1999: 184). Las zonas vulnerables incluyen a los desarrollos urbanos, las unidades habitacionales o los edificios multifamiliares que se enfrenta a la escasez de agua generada por la falta de acuerdos o las administraciones deficientes. En estas zonas, las familias consisten en pequeños grupos independientes en los que el dialogo esta ausente por la falta de rituales o eventos que los cohesionen. La comunicación que se desarrolla en estos espacios hace imposible la organización ciudadana para administrar los recursos, principalmente el agua. Sin embargo, los casos de movilización de vecinos se ha incrementado en los años recientes. En efecto, la escasez de agua es un factor de movilización más que de organización. No obstante, el mecanismo principal para la obtención de agua es la especulación. Un vecino que dice ser amigo o pariente de algún representante o autoridad consigue la atención suficiente para presionar a los administradores o funcionarios del servicio de agua potable o protección civil.
Zonas incluyentes. Son espacios estructurales en los que los individuos tienen los mismos derechos y oportunidades de acceso, almacenamiento y consumo de recursos (Minujin, 1999: 183). Las zonas incluyentes están ubicadas en las colonias privilegiadas o los clubes opulentos de las ciudades. La inclusión hidrológica consiste en la distribución equitativa del agua, el consumo y la tecnología correspondiente. Se trata de residencias o departamentos equipados con a tecnología de captación, almacenamiento, potabilización, consumo, reutilización y reciclaje de agua. El costo por el servicio de agua potable o drenaje es proporcional a los ingresos económicos de sus residentes. Se trata de zonas en las que el agua tiene una disponibilidad limitada por la geografía. Las ciudades incluyentes se ubican a un costado de ríos pero no extraen el agua de ellos. Más bien, explotan acuíferos o desalinizan el agua de los mares más cercanos para distribuirla entre sus ciudadanos. Las zonas incluyentes utilizan tecnología de punta para transformarla en agua consumible. La inclusión hidrológica implica la inversión de tecnología para su extracción, potabilización distribución, consumo, reutilización o reciclaje. Las zonas incluyentes son zonas económicamente desarrolladas, políticamente democráticas, socialmente multiculturales, educativamente hegemónicas, científicamente avanzadas y tecnológicamente innovadoras. En este sentido, las zonas incluyentes están determinadas por las leyes de los mercados.
Zonas complejas. Son espacios alternos en los que los sistemas tienen derechos y oportunidades de acceso, almacenamiento y consumo de recursos en función de su disponibilidad (Minujin, 1999: 192). Las ciudades del futuro aspiran a ser sostenibles a partir de redistribuir los recursos naturales en función de su disponibilidad. Dicha redistribución implica financiamientos educativos y tecnológicos para legitimar las políticas sostenibles en las que todos los sectores participan. El equilibrio (equidad en la redistribución hidrológica) generado desde la naturaleza, usurpado por el estado y capitalizado por los mercados, ahora es otorgado a la ciencia y la tecnología. El agua que se distribuía a través de los sistemas climáticos, administrada por el Estado y cedida a los mercados, ahora es encargada a los avances científicos y a las innovaciones tecnológicas. El desarrollo sostenible, a este respecto, plantearía que la equidad en derechos y oportunidades de consumo de agua, está en función de la medición de su disponibilidad o la experimentación de su diversificación.
Las zonas en tanto espacios de distribución incluyente o excluyente, equitativa o inequitativa del agua, delimitan microsistemas que pretenden ser sostenibles sin considerar a los microsistemas que están a su alrededor. Individuos que pretenden una vida sostenible sin considerar el desarrollo de otros individuos, grupos que aspiran a organizarse para alcanzar un desarrollo sostenible sin tomar en cuenta a los grupos excluidos o vulnerables, instituciones que se plantean ser sostenibles sin relacionarse con otras instituciones, ciudades que promueven el desarrollo sostenible sin observar otras ciudades diametralmente opuestas, sociedades que desean ser sostenibles sin pensar en otras sociedades que no lo pueden ser, culturas que se valoran ser sostenibles sin conocer a otras culturas que no quieren serlo y sistemas que se definen como sostenibles sin observar a otros sistemas insostenibles.
Conclusión
El presente trabajo ha descrito los conceptos de las ciencias sociales en torno al Desarrollo Sustentable. A partir de los enfoques de las ciencias sociales sobre las relaciones entre las situaciones hídricas y los estilos de vida, se han planteado indicadores de cada concepto. En este sentido, la disponibilidad hídrica esta relacionada con estilos de vida en los que se construyen enmarcados, campos, normas, capitales, identidades, comportamientos, participaciones, movilizaciones y zonas de exclusión y vulnerabilidad hídricas. Es decir, el consumo de agua per cápita ha sido estudiado desde dimensiones comunitarias, jurídicas, económicas, políticas, sociológicas y psicológicas en los que el Desarrollo Sustentable ha sido entendido a partir de conceptos que explican la relación asimétrica entre disponibilidad y el consumo de agua que impide una relación sustentable entre la naturaleza y la humanidad.
Los conceptos de las ciencias sociales en torno a la sustentabilidad hídrica no sólo orientan el estudio de la disponibilidad y el consumo hídrico per cápita, sino que evidencian la exclusión en torno a una distribución equitativa entre las especies animales y vegetales que impiden a la humanidad actual y futura desarrollarse sustentablemente.
Sin embargo, en la ecuación de la sustentabilidad hídrica, las problemáticas de disponibilidad y consumo de agua dispendiosos, son sólo una parte de los estudios que las ciencias sociales pueden aportar al diagnóstico de las relaciones entre la naturaleza y la humanidad. En este sentido, la disponibilidad de agua parece disminuir y el consumo de agua per cápita parece incrementarse. Este desequilibrio propicia exclusión en torno a la distribución del agua entre las zonas residenciales, los barrios periféricos y las comunidades rurales. Ante tal problemática, las ciencias sociales han construido conceptos para explorar, describir, explicar o comprender las causas y los efectos de las relaciones asimétricas entre la naturaleza y la humanidad, entre las generaciones humanas actuales y las generaciones humanas futuras.
No obstante, las problemáticas hídricas que desembocan en exclusión, la complejidad del consumo hídrico per cápita parece tener un origen biológico en el que las especies compiten por los recursos a partir de sus capacidades de adaptación y transformación del entorno. Es decir, la humanidad parece excluir no sólo a las demás especies animales y vegetales del consumo de agua, sino además excluye y vulnera las capacidades de las generaciones futuras. La humanidad parece haber llegado a un grado de competencia tal por el agua que hace imprescindible un pacto, contrato, acuerdo, ley o constitución en torno al derecho al agua. En este sentido, la diversificación de los conceptos jurídico políticos es esencial para preservar el agua cuando menos a las futuras generaciones.
Precisamente, las ciencias sociales avanzarían hacia la construcción de conceptos que no sólo diagnostiquen las problemáticas hídricas, sino además, construyan soluciones legislativas en la agenda política y pública de las generaciones actuales.
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