Sobre lo dialógico

Erick Daniel Granados Monroy
Profesor de Ciencias Sociales de las carreras de medicina y enfermería en la FES Zaragoza, UNAM | México
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Resumen

Esta reflexión pretendemos revalorar la potencia heurística del enfoque cualitativo, específicamente del Método Dialógico, el cual emerge como una vía heurística válida y necesaria, no sólo para la estructuración del Ser, sino también para la construcción del saber y de la comunidad.

Palabras clave. Método, Diálogo, Nicol, Intersubjetividad.

Summary

This reflection aims to revalue the heuristic power of the qualitative model, specifically the Dialogic method, which emerges as a valid and necessary road construction, not only for the structuring of Being, but also for the construction of knowledge and community.

Keywords. Method, Dialogue, Nicol, Intersubjectivity.

Si nuestras condiciones de vida nos permiten elegir cualquier profesión,
vamos a elegir la que nos proporcione mayor dignidad; una profesión basada en las ideas de cuya veracidad estemos completamente seguros, que brinde las mayores posibilidades para actuar en aras de la humanidad y para aproximarnos al objetivo común, con relación al cual toda profesión es sólo un medio de acercamiento a la perfección. La dignidad puede proporcionarla únicamente una profesión en la que no seamos instrumentos serviles, sino creadores independientes en su medio; una profesión que no requiera actos vituperables
—vituperables, aunque sólo sea en apariencia— y que incluso el mejor pueda abrazar con doble orgullo. Una profesión que posea todo eso en grado superlativo no es siempre la más elevada, pero es siempre la más preferible.”

Carlos Marx, Consideraciones de un joven al elegir profesión, 1835.

Introducción

Ya en otro documento no referimos a lo correspondiente al método dialéctico [1], ahora nos enfocaremos en la modalidad didáctica-epistemológica del Método Dialógico.

Realizamos un recorrido heurístico y teórico en torno a ese proceso intersubjetivo y cognoscente, reconociéndolo como un modelo pertinente en cuanto al proyecto de conocimiento del Ser, de lo Otro y de construcción del saber.

Esta reflexión se constituirá de cinco apartados: Introducción, Desarrollo, Conclusiones, Notas y Referencias bibliográficas.

De inicio, hacemos la distinción del vocablo método desde un sentido cualitativo, entendido por Nicol de la siguiente manera…

La palabra camino adquirió en Parménides un significado filosófico, antes de que Platón compusiera con ella la palabra método. En el lenguaje de Parménides, el camino de la verdad y el camino del error no son metáforas para ilustrar la diferencia entre el acierto y el desacierto en el conocimiento. Lo que expresan es la pluralidad en los caminos de la existencia humana.

Que la vida es un camino, a lo largo del cual (metá) nos vamos conduciendo a nosotros mismos, es un hecho que ha sido revelado por la aparición de un nuevo camino, que es el camino de la razón.

La conducción o conducta racional es lo que entendemos por método, en su profundo y primario sentido vital.

Las formas de conocer son formas de ser: son actitudes humanas ante la realidad.

Se empieza, pues, a hablar de caminos cuando empieza a trazarse el nuevo «camino de la ciencia». La conducta por este camino implica la autoconciencia; la instrumentación del trabajo es una derivación técnica. El método no es originariamente un instrumento del trabajo, como la brújula no es la inspiración del explorador. La método-logía es la vocación de vivir explorando con el logos.” (Nicol, 1973, pp. 46-47).

Según lo anterior, más que una cuestión de forma o esquemas, el método es el intento de guiarse, devenir y construir con base al logos, con base a la razón.

No obstante, no se trata de una senda meramente personal, instrumental, yóica y egotista, sino que se manifiesta —el método— como un proceso comunal y necesario para el conocimiento y la construcción de lo humano, y para encarar las problemáticas del Ser. Explica Nicol qué…

Cada verdad, cada opinión, es ciertamente una posición en que nos asentamos: es una tesis. Pero el camino de la verdad y el camino de la opinión representan más bien disposiciones básicas, de las cuales van surgiendo aquellas particulares posiciones. Las disposiciones las llamamos hoy vocaciones, y son formas de vida. Parménides las llamó caminos.

Y si la búsqueda de la verdad ya no nos parece un camino de vida, es por la ofuscación que ha producido en nuestro entendimiento la acepción, recortada de su raíz, que vino a tomar la palabra método.

Esta palabra no aparece en la presocrática, pero en Platón y en Aristóteles designa todavía algo más que una investigación metódica, o un método de investigación: designa la disposición a investigar.

En Descartes, el método no es, como hoy, una técnica profesional especializada; es la palabra que mejor pudiera representar el programa de fundamentación de la ciencia universal. Más que nunca, hoy es preciso rescatar la significación inaugural de la palabra, para que reviva en la conciencia ese componente vital de la ciencia; es decir, para que la ciencia vuelva a ser consciente de su misión vital.

Este fundamento, expreso en la noción de camino, es común a todos los posibles «discursos del método».” (Nicol, 1973, p. 47).

Así, se reconoce un sentido vital para el pensar, para el investigar, para el saber y la ciencia, y es un sentido que deberá contraponerse y superar a las facciones y construcciones de la hiperracionalidad, de la razón instrumental, del saber utilitario, de los burócratas del pensamiento, de la academia colonizada, manifestándose como un verdadero interés por comprender y aportar a lo humano.

Con relación a “los buenos deseos”, “las buenas intenciones”, los buenos propósitos de los agentes occidentalizados y de occidentalización, Aimé Césaire, en su excelente análisis “Discurso sobre el Colonialismo”, enunciará lo siguiente…

Y bárreme a todos los ofuscadores, todos los inventores de subterfugios, todos los charlatanes mistificadores, todos los manipuladores de jerigonza.

Y no trates de saber si estos señores obran personalmente de buena o de mala fe; si son personalmente bien o mal intencionados; si son personalmente, es decir, en su conciencia intima de Pedro o Pablo, colonialistas o no; lo esencial es que su aleatoria buena fe subjetiva no tiene nada que ver con el alcance objetivo y social del trabajo sucio que hacen como perros guardianes del colonialismo.” (Césaire, 2006, p. 27).

Según lo anterior, no importa si la persona es inocente, inconsciente o bienintencionada, si con sus actos y sus ideas está siendo cómplice de la explotación de la persona, y de la expoliación del ambiente. Tampoco importa si en su trato interpersonal o intrafamiliar es una “buena persona” (digamos el buen trato que pueda tener un policía, un político o un soldado con sus hijos), porque el rol externo, social, institucional que está jugando, es el de un destructor, corruptor, engañador del Ser y la comunidad.

Tampoco importa si el estudioso es de ciencias biológicas, administrativas, ingenierías o sociales, el punto primordial es: qué tipo de enfoque usará; qué uso le dará a su saber; cómo focalizará su disciplina; y en sentido medular: a cuantas personas ayudará o afectará.

Lo común, lo usual, neurótico y mayoritario es el rango primordial del autoengrandecimiento insensible.

Saber desligado de lo humano, que a sabiendas, crea con su conocimiento-, estrategias de daño, dolor y sometimiento. Ya hubo Einstein´s, muchos de ellos: cómplices del desarrollo de armas de destrucción masiva, cómplices del poder, del estado y del capital: cómplices de la muerte de miles, de millones de inocentes.

Diría Henry Valentine Miller: necesitamos, más que fríos cerebros, brazos y corazones cálidos.

O cerebros, pero que no hayan sido alienados de su propio cuerpo, de su corazón y su comunidad.

Entonces, es más que razonable, es vital guiar el análisis por un sentido ontológico y epistemológico humanista, donde lo intersubjetivo y la conciencia social sean intereses primordiales.

Con relación al trasfondo socio-económico-histórico de los métodos, Rojas Soriano enunciará lo siguiente…

El mayor problema en la comprensión y aplicación del método se presenta sin lugar a dudas en las ciencias sociales. Esto se debe a que el conocimiento de la realidad social está condicionado por posturas ideológico-políticas que responden a determinadas posiciones de clase.

La sociedad está dividida en clases que tienen intereses antagónicos y, por ello algunos grupos buscan encubrir la realidad para mantener el estado de cosas reinantes (clases o grupos que detentan el poder económico y político).

Otros, en cambio, tratan de conocer las relaciones y características esenciales de los fenómenos, su origen y desarrollo, para efectuar transformaciones a fin de satisfacer los intereses históricos de las clases trabajadoras.

Esta situación no se presenta tan simple ya que muchas personas que sustentan la ideología del proletariado se ven en la necesidad de trabajar en instituciones cuyos marcos políticos-ideológicos orientan la investigación hacia el análisis de los problemas con el objeto de resolver conflictos, facilitar el funcionamiento de la institución, legitimar los actos gubernamentales, etc.

Dos grandes corrientes sociológicas que interpretan la realidad social de diferente manera: el marxismo y el funcionalismo, buscan, implícita o explícitamente, en el caso del primero la transformación de la sociedad capitalista y en el segundo, su preservación.

Podemos afirmar que según sea la concepción de la realidad (teoría), será la forma en que se realice el proceso de conocimiento de los problemas y fenómenos concretos (método).” (Rojas, 2002, pp. 54-55).

Según el autor, dependiendo el sustrato social y los elementos de historicidad del sujeto y de la disciplina, serán los modelos explicativos y los fines buscados en la ruta del saber, tanto por el autor individual, como por el paradigma institucional; eso en una primera instancia.

Por otro lado, sigue siendo una realidad que personas ubicadas dentro del ámbito de los operadores de los medios de producción, usen sus habilidades musculares, procesos cognitivos y energía, para consolidar los fines e intereses de los dueños de los medios de producción:

Una situación paradójica, trágica y dolorosa:

El proletariado ayudando a construir el imperio y la hegemonía del corporativo, no sólo desde lo práctico, técnico y físico, sino también desde lo cognitivo.

En otro momento y lugar explicamos las nociones de burócrata, tecnócrata y epistemócrata. A la descripción de dichos agentes cómplices del neocolonialismo vía lo administrativo, lo tecnológico y cognitivo, agregamos el de saludócrata y violentócrata [2].

– Saludócrata: la persona con formación en ciencias biológicas y de la salud (biólogos, químicos, enfermeros, médicos y odontólogos) que colaboran en el modelo biologicista-occidentalizado-capitalista, donde se busca más el consumo, paliar y cautivar, en lugar de emancipar, liberar y autocrear seres autónomos, saludables, propositivos y transgresores.

– Violentócrata: seres y grupos que poseen el adiestramiento y los artilugios de la violencia, que supuestamente utilizarán para la protección de la comunidad, siendo que en realidad usan su autoridad y armas para mantener el statu quo ordenado por el capital al estado. Usan las armas pagadas por la comunidad, para agredir a sus propios hermanos, sirviendo a esos amos que sólo los usan y pervierten. En sentido estratégico es necesario reconocer la astucia del perversor en el condicionamiento que ejecuta, donde vuelve a esos sectores, si no sujetos de conocimiento, sí de autoridad, y amén de ello, se consigue un plus en su obediencia, apego y eficiencia con una mayor gratificación material (que no mucha), con relación a la que recibe el profesor o el obrero [3].

No por nada, desde el inicio en México del nuevo régimen de pseudo izquierda y pseudo renovación, subieron el sueldo de las fuerzas policíacas (cosa que no se reveló en los medios de comunicación), y posteriormente se anunció el alza salarial para todas las fuerzas castrenses. Conductismo de primera generación: cierto tipo de estímulo gratificante, para reforzar la manifestación de una respuesta, la invariabilidad del comportamiento leal de parte de la maquinaria coercitiva a las órdenes del estado y del capital que lo controla.

Coincidiendo con el uso destructivo, imperial, utilitario y elitista del saber, Marx explicará qué…

En Francia y en Inglaterra, la burguesía conquista el poder político. Desde este momento, la lucha de clases, práctica y teórica, va adquiriendo formas cada vez más acusadas y amenazadoras. Al propio tiempo suena la hora final de la ciencia economía burguesa.

A partir de ese período ya no se trataba de si tal o cual teorema era o no verdadero, sino de si resultaba útil o perjudicial para el Capital, cómodo o molesto, de si coincide o no con las ordenanzas policiales.

La investigación desinteresada cede lugar al pugilato pagado, las investigaciones científicas imparciales son sustituidas por las de mala fe y la apologética servil.” (Marx, 1980, p xix).

Según el pensador alemán, criterios no gnoseológicos influirán en lo teórico, enfocándolo al interés de clase del sector económicamente poderoso.

Bajo esta perspectiva, lo epistemológico (y obviamente lo metodológico) será influido por elementos utilitarios e ideológicos.

Bajo una perspectiva alterna y contrastante, se enunciará que si desde el siglo XVIII se otorgó predominio al modelo cuantitativo de las ciencias naturales, y ya sea explícita o implícitamente se presionó a las ciencias del espíritu a acatar esa modalidad del método científico, fue por el elemento práctico y utilitario que producía. Es decir, se apoyó ese modo de pensar y de desarrollar el saber, debido a que los poderes comprendieron el alcance y usos hegemonizantes que podrían obtener de la biología, la química y la física. Y dejaron en un sentido secundario, y deformaron a las ciencias sociales y las humanidades, en pos de dos objetivos:

  1. Nulificar lo transgresor, radical y revolucionario, lo peligroso que de ellas podría salir para el régimen.

  2. Deformar, instrumentalizar, focalizar la disciplina para usos colonizadores e ideologizantes.

Entonces, dado lo viciado utilitariamente por el poder que deforma, a la sociedad, al Ser y al saber, si deseamos en verdad ser agentes de cambio, congruentes con nuestra misión social, es necesario ubicarnos dentro de modalidades teoréticas, metodológicas y prácticas humanistas: preocupándonos y ocupándonos por lo humano, por encima del formalismo, objetivismo y cosificación imperantes en las disciplinas, teorías y métodos fetichizados.

A continuación, y tras aseverar en torno al método, explicitamos nuestra hermenéutica y apología de lo dialógico.

Desarrollo

El método dialógico se comprende como el proceso existencial y epistemológico que deviene de una dinámica intersubjetiva: un descubrirse, comprenderse, conocer y trascender desde, con y para el Otro/Otra.

Comprendemos lo dialógico, de una manera semejante a lo que Doise denomina en los niveles de explicación de psicología social, como lo interpersonal; a saber…

Un segundo nivel de análisis se interesa en los procesos interindividuales que se desarrollan en una situación dada. No se toman en consideración las diferentes posiciones que los individuos pueden ocupar fuera de esa situación. La mayoría de las investigaciones experimentales relacionadas con la teoría de los juegos se sitian en este nivel. Su objeto de estudio es la dinámica de las relaciones que pueden instaurarse, en un momento dado, entre individuos dados, en una situación dada. Les resulta posible poner en evidencia la dinámica en espiral según la cual pueden desarrollarse conflictos y tensiones entre individuos.” (Doise, 1983, pp. 662-663).

Según la cita, la categoría de estudio de este modelo es el proceso relacional, la dinámica de interacción entre seres implicados en ciertas dinámicas y ubicaciones.

Para esta perspectiva, lo primordial no es la persona aislada, sino la conjunción-producto-suma de seres; el encuentro y el diálogo con el Otro.

Lo dialógico como un elemento fundacional para la otredad, para la construcción de un elemento cognitivo, técnico o contextual que trascienda los elementos egotistas, chauvinistas, utilitarios y totalitarios en las dimensiones e instituciones humanas problemáticas.

Nos basamos en Nicol y su propuesta teórica para remarcar y retomar la importancia de lo relacional, dimensión que él denominará dialógica ―Relación Dialógica―, y que será un elemento fundamental para la constitución del saber, del valor, del Ser y del hacer.

Lo interpersonal como un elemento fundamental para lo epistemológico, lo axiológico, lo ontológico y lo fáctico. Lo dialógico como un elemento medular de su metafísica; esa propuesta tan adelantada, valiosa, transdisciplinaria, interdisciplinaria y multidimensional.

Apoyándonos en el valiosísimo pensamiento de Nicol y en su texto “Los Principios de la Ciencia”, se considera su propuesta ―el Paradigma Epistemológico― constituido por cinco aspectos principales o relaciones:

  • Relación ontológica.

  • Relación histórica.

  • Relación lógica.

  • Relación epistemológica.

  • Relación dialógica.

Comentaremos brevemente las cinco relaciones del paradigma epistemológico para clarificar de mejor manera la pertinencia de lo relacional-intersubjetivo-dialógico.

– El primer elemento constituyente del paradigma epistemológico —la relación ontológica—, será comprendida como la relación que tiene el conocimiento con el Ser; es decir que existe el conocimiento —hay saber—, porque existe el Ser. (Cfr. Nicol, 1974, pp. 17-18). La persona y sus características, capacidades y limitaciones, como fuente, potencializador o restrictor de lo cognitivo.

– La segunda categoría del paradigma epistemológico -la historicidad-, respecto a ella Nicol señala que…

Cuando examinamos científicamente la realidad natural, hemos de conformarnos con la limitación que representa el hecho de que es histórico el instrumento que empleamos para conocer lo que no es histórico. Y si la realidad que consideramos es histórica, el instrumento con el cuál investigamos forma parte integrante de esa misma realidad.” (Nicol, 1974, p. 29).

De acuerdo a la cita anterior, las herramientas tecnológicas y conceptuales con las cuales vamos a encarar nuestro objeto de estudio, se encontrarán configuradas por elementos provenientes de esfuerzos cognitivos y materiales previos que desde el pasado, matizarán el presente, y que a su vez configurarán el futuro. Lo histórico como una realidad, una cosmovisión que a la par de potenciar elementos, reduce esfuerzos y alcances, desde sus características de configuración. Lo histórico, estructurado con axiomas que especificarán los alcances fácticos y simbólicos del individuo y la comunidad.

Esta dependencia ontológica y epistemológica de nuestro propio Ser y pensamiento a lo histórico, no va a ser reconocida ni aceptada por algunos pensadores; Nicol comenta respecto a la pretensión arrogante de algunos filósofos de considerar su pensar universal y supratemporal, que…

La filosofía, en cambio, parecía estar situada enteramente fuera del tiempo. Al examinar las cosas sub especie aeternitatis, el filósofo tenía la implícita creencia (llamada técnicamente dogmatismo) de que también su obra personal adquiría condición de eternidad. Cada sistema era, no sólo independiente de los demás, sino que pretendía excluirlos a todos, sin que esta pretensión pudiera justificarse, de manera positiva, con ninguna verificación.” (Nicol, 1974, pp. 30-31).

Explica también que…

La contradicción entre sus ambiciones de absoluto y su carácter histórico era flagrante. Si antes desconcertaba la multiplicidad de teorías, incompatibles unas con otras, que se anulaban unas a otras porque no tenían en común sino la ambición de ser únicas y absolutas, ahora, al comprobarse con la historicidad la interdependencia de unas con otras, lo que quedaba al descubierto era su falta de contacto con la realidad.

La interna relación histórica anulaba la objetiva relación epistemológica. Dicho de otro modo: cada sistema filosófico era una expresión personal del pensador y representaba solamente su punto de vista sobre lo real, su manera subjetiva de ver y entender las cosas, o la manera de entenderlas predominante en su tiempo.

Las teorías eran históricas como lo es el arte o la política, y ya no podían ser consideradas cada una aisladamente, sino todas en conjunto, como una unidad de un proceso.” (Nicol, 1974, pp. 31-32).

Coincidimos totalmente con esta idea, nos parece que efectivamente muchos autores manifiestan ingenuidad y arrogancia en exceso; pretensión injustificada al plantear sus propuestas conceptuales con rango de universalidad, cuando en muchos momentos, su supuesto rigor y objetividad solo son reflejo de los elementos categoriales y fácticos funcionalistas impuestos por los intereses que dominan a la universidad y a la ciencia.

Siguiendo con su crítica sobre la arrogancia filosófica, Nicol, escribe que…

La función analítica, sin la cuál no puede haber filosofía, a veces ignora cuáles son sus límites, se desprende de la realidad que era su objeto, y en su marcha desbordada produce monstruos de abstracción que ya no corresponden a cosa alguna.

Cada nuevo matiz que se descubre en abstracto parece justificar una categoría diferente, y las múltiples divisiones y subdivisiones todas plausibles en apariencia, porque las fabrica el entendimiento parcelan el objeto y acaban por disolver su unidad.” (Nicol, 1974, p. 61).

Es decir, que muchos productos filosóficos pueden y deben de considerarse negativamente como edificios de papel rellenos de aire: mucha sistematicidad y lógica interna, pero alienados de lo fáctico y lo social, frágiles y fantasiosos; amén de irresponsables.

– Respecto a la tercer dimensión -la relación lógica-, será comprendida como la configuración formal de congruencia y correspondencia argumentativa que debe de poseer un enunciado que pretenda constituirse en conocimiento ―y cuyo exceso se denomina Formalismo―, expresa que…

En su forma clásica, el formalismo ha consistido en conceder preeminencia a las relaciones lógicas, por encima de las epistemológicas. Los axiomas lógicos le han prestado esa apariencia invulnerable que tienen siempre los apriorismos. A los cuál ha contribuido el hecho (por lo visto inevitable) de que se confunda la ciencia lógica, cuya legitimidad no está en duda, con la filosofía logicista.” (Nicol, 1974, p. 36).

En este sentido, el formalismo aparece cuando el concepto no puede ser precisado con respecto a un objeto que se correlacione significativamente con el término; el peligro de dedicarse tanto a las abstracciones, de tal manera que puede haber un correcto proceso elucubrativo en conceptualizaciones y constructos, pero que olvida las facciones, las realidades que afectan a lo estudiado y a lo humano, y no precisamente de manera positiva.

– En contraposición del formalismo, el aparece el uso de la cuarta dimensión, la relación epistemológica, definida como…

La relación que se establece entre el sujeto de conocimiento y los objetos en general, de cuyos caracteres ontológicos y ónticos logra el sujeto tener noticia justamente en y por esa relación.” (Nicol, 1974, p. 42).

Según esta acepción, la relación epistemológica se comprenderá desde el referente empírico que un concepto presenta y que amparará la reflexión y conceptos propuestos; dicho de otro modo: la correlación símbolo-objeto, vocablo-cosa, idea-materia, palabra-realidad. Ampliando la definición, Nicol expresa que…

El pensamiento verdadero queda definido por una doble adecuación: la adecuación con lo real y la adecuación consigo mismo. Si se quiere utilizar la terminología académica, puede decirse que la verdad tiene dos aspectos: un aspecto material (la referencia a las cosas), y un aspecto formal (la coherencia interna).” (Nicol, 1974, p. 47).

Desde la lógica de Nicol, la relación epistemológica, la verdad, la veracidad, será alcanzada por niveles, por modalidades y aproximaciones sucesivas, en el sentido en que nuestro discurso se refleje y ratifique por y en el ámbito natural y social, en las cosas y en los sucesos.

– Finalmente, lo que nos interesa: lo relacional, lo intersubjetivo, lo interpersonal, lo dialógico.

Del último componente del paradigma epistemológico en la propuesta de Nicol, la reflexividad relacional ―la relación dialógica―, se describe lo siguiente…

La verdad es el reconocimiento del Ser. Decimos el re-conocimiento, porque esta operación implica una reiterada aprehensión del mismo objeto por el mismo sujeto (sin lo cual no se efectúa la identificación, o sea que el ser del objeto no queda fijado en su mismidad objetiva); pero implica sobre todo una aprehensión del mismo objeto por dos sujetos diferentes.

Este reconocimiento es dialógico, y en él consiste la decisiva evidencia apodíctica del Ser, invulnerable a toda crítica posterior, a toda posible “duda metódica”.” (Nicol, 1974, p. 69).

Y refuerza esta noción afirmando que…

En el sujeto solo no se puede fundar la objetividad; ni se puede, basándose sólo en él, explicar la relación del símbolo con el objeto, y su eventual comprensibilidad.

Pero el concepto clave no es el de sujeto, sino el de comunidad, el de relación intersubjetiva.

La objetividad no se consigue en una relación gnoseológica del sujeto con el objeto. La objetivación trasciende la esfera subjetiva individual: objetivar es manifestar o hacer patente un ser, en su realidad propia, independiente de quien la conoce, y ésta es una operación simbólica, que quiere decir lógica-dialógica.

La verdad es objetiva porque es intersubjetiva.” (Nicol, 1974, pp. 78-79).

En esta línea de pensamiento, el sujeto tiene como particularidad la subjetividad [4], y desde el contacto con el Otro ―la intersubjetividad―, podrá surgir la transubjetividad desde la cuál será posible acercarse y consolidar grados continuos de verdad, saber, objetividad y justicia.

Desde lo relacional se desarrolla un proceso performativo que desde la confluencia comunal, constructiva y externa, consolida rangos de conocimiento y acción mayores que los derivados de la percepción, esfuerzo y elucidaciones aisladas e individualistas.

Coincidiendo en la aserción de la importancia del mutualismo, del diálogo como conjunción de seres, Jaspers enunciará qué…

Estos tres influyentes motivos —la admiración y el conocimiento, la duda y la certeza, el sentirse perdido y el encontrarse a sí mismo— no agotan lo que nos mueve a filosofar en la actualidad.

En estos tiempos, que representan el corte más radical de la historia, tiempos de una disolución inaudita y de posibilidades sólo oscuramente atisbadas, son sin duda válidos, pero no suficientes, los tres motivos expuestos hasta aquí. Estos motivos resultan subordinados a una condición, la de la comunicación entre los hombres.

En la historia ha habido hasta hoy una natural vinculación de hombre a hombre en comunidades dignas de confianza, en instituciones y en un espíritu general. Hasta el solitario tenía, por decirlo así, un sostén en su soledad.

La disolución actual es sensible sobre todo en el hecho de que los hombres cada vez se comprenden menos, se encuentran y se alejan corriendo unos de otros, mutuamente indiferentes, en el hecho de que ya no hay lealtad ni comunidad que sea incuestionable y digna de confianza.

En la actualidad se torna resueltamente decisiva una situación general que de hecho había existido siempre. Yo puedo hacerme uno con el prójimo en la verdad y no lo puedo; mi fe, justo cuando estoy seguro de mí, choca con otras fes; en algún punto límite sólo parece quedar la lucha sin esperanza por la unidad, una lucha sin más salida que la sumisión o la aniquilación; la flaqueza y la falta de energía hace a los faltos de fe o bien adherirse ciegamente o bien obstinarse tercamente. Nada de todo esto es accesorio ni inesencial.

Todo ello podría pasar si hubiese para mí en el aislamiento una verdad con la que tener bastante.

Ese dolor de la falta de comunicación y esa satisfacción peculiar de la comunicación auténtica no nos afectarían filosóficamente como lo hacen, si yo estuviera seguro de mí mismo en la absoluta soledad de la verdad. Pero yo sólo existo en compañía del prójimo; solo, no soy nada.

Una comunicación que no se limite a ser de intelecto a intelecto, de espíritu a espíritu, sino que llegue a ser de existencia a existencia, tiene sólo por un simple medio todas las cosas y valores impersonales.

Justificaciones y ataques son entonces medios, no para lograr poder, sino para acercarse. La lucha es una lucha amorosa en la que cada cual entrega al otro todas las armas.

La certeza de ser propiamente sólo, se da en esa comunicación en que la libertad está con la libertad en franco enfrentamiento en plena solidaridad: todo trato con el prójimo es sólo preliminar, pero en el momento decisivo se exige mutuamente todo, se hacen preguntas radicales.

Únicamente en la comunicación se realiza cualquier otra verdad; sólo en ella soy yo mismo, no limitándome a vivir, sino llenando de plenitud la vida.

Dios sólo se manifiesta indirectamente y nunca independientemente del amor de hombre a hombre.” (Jaspers, 1970, pp. 21-22).

Según Jaspers, los actuales tiempos se distinguirán como épocas de destrucción de valores y creencias, de dudas, miedos e inseguridades, donde la persona queda sola, desahuciada y abstraída. Donde se hace más necesario ―quizás más que en ningún otro momento o época―, el contacto interhumano: el Ser y el saber desde el Otro, con el Otro, para el Otro. Nunca sin él.

Entonces, lo dialógico es una dialéctica existencial donde confluyen, chocan y se retroalimentan los dos mundos que son las dos personas, emanando de ellas nuevas posibilidades tanto humanas como naturales y divinas por la poiesis ahí producida.

El diálogo ―la comunicación―-, como un proceso que será verdaderamente real y verdaderamente humano cuando se da en simetría, en ecuanimidad y bidireccionalidad: aperturándonos, arriesgándonos y complementándonos.

Quizás en momentos existe la desazón, en otros instantes predominará la distensión, pero siempre existe la potencialidad de la complementación y la conjunción: el método gnoseológico del acompañamiento y la mutua vivenciación. La herramienta primordial para la superación del solipsismo, del egotismo, la abstracción y la ensimismación.

Desde esta visualización e intento por lo relacional, lo comunicacional, la otredad, lo intersubjetivo, consideramos a este proceso como esencial a nivel humano, y como pertinente a nivel académico; un método necesario no sólo para la elaboración de una idea, sino para la correcta estructuración de la sociedad misma.

Es una modalidad donde se remarca la mutua relación e influencia de la persona con la comunidad; lo que es en lo micro, es en lo macro: contacto para Ser, saber y hacer. Lo micro ―desde lo dialógico―, sirviendo a una construcción macro que trascienda la conveniente separatividad horriblemente inoculada por el yanqui corporativo.

Dialéctica dialógica que permita conjuntar y crear, consensuar y organizar, más allá de las vejaciones que padece nuestro pobre hemisferio sur.

Somos débiles porque fuimos disgregados por el invasor norteamericano, que nos creó un lenguaje separativo, excluyente, que divide a los hermanos y a los pueblos.

Ratificando la necesariedad del método dialógico en los procesos cognoscentes, Ana Amezketa realizará la siguiente explicación…

En el acto de conocer se activan los procesos cognitivos de la persona generándose una dinámica retroactiva de interacción entre estos procesos, los otros sujetos y el contexto. El sujeto y contexto (“humano” y “no humano”) forman así parte de un sistema en el que las interacciones continuas, imprevisibles, múltiples y multidireccionales hacen que el acto de conocer sea una dinámica inscrita en un contexto ideológico, político-social y material de gran complejidad que se desarrolla en la mente de un sujeto inmerso en su entorno. […]

El concepto de autonomía expresa la idea de adquisición de una autosuficiencia, de un acto de libertad y, al mismo tiempo, de separarse y de poder entrar en relaciones aleatorias con los otros elementos de un sistema. Este es el concepto de autonomía presentado por Vendryès (1942) y en el cual nos basamos en este artículo.

Aplicado al sujeto, la autonomía representa un aspecto individual y social porque abarca al mismo tiempo la individualidad de la persona o personas y, de forma inseparable, su relación con los otros.

Es importante de esta manera la toma de conciencia por parte del sujeto de esta autonomía que posee, en cuanto que persona que reflexiona y actúa desde su propio ser, siendo centro de acción, reflexión y de poder. Su actividad no está totalmente dirigida por leyes exteriores, sino que ella misma genera leyes internas de funcionamiento a partir de su propia organización cognitiva.

Así, al hablar de autonomía, hacemos referencia a “la capacidad que posee un sujeto de reflexionar de manera hetereo-referencial (es decir, a partir de los otros) y, al mismo tiempo, de manera auto-referencial (sobre sí mismo), capacidad que se desarrolla en un contexto ante el cual el individuo es “permeable”. Además, la imposibilidad de dirigir el aprendizaje de un sujeto desde el exterior se ve dificultado por la búsqueda que todo sujeto realiza para establecer su zona de autonomía con respecto al sistema, tomando la terminología de Crozier (1997). Es decir, un sujeto concreto, libre y autónomo, negocia un margen en relación con la norma, en un proceso de búsqueda de significación en relación con la imagen que tiene de sí mismo.

Por ello, el proceso de aprendizaje debe de ser entendido como un “diálogo” entre los actores y las situaciones que emergen bajo el efecto de factores “internos” más o menos controlados por el sujeto y por factores “externos” no controlados que influyen en éste.” (Amezketa, 2010, pp. 70-72).

Según la autora de Navarra, al ser el proceso de aprendizaje una dinámica múltiple, suma de elementos objetivos y subjetivos, externos e internos, dimensiones contextuales y la biografía personal, se aspirará a consolidar una dinámica académica que realice representaciones socio-mentales transformadoras: de selección y decisión que influyan en la intimidad de la persona y en las problemáticas de la comunidad.

Cierto, existen variables ajenas a la capacidad del Ser, pero bajo ciertas circunstancias éstas podrían ser asequibles e influibles desde la focalización de mentes, corazones y brazos. Una vez más: desunidos caemos y somos arrasados.

Hay posibilidad fáctica en la comunión, la conjunción y el Otro.

Así, la modalidad dialógica, la alteridad, se considera como un elemento necesario para aplicar-insertar-intentar en las dinámicas humanas: necesarias para la universidad, indispensables para las problemáticas comunitarias, vitales para el país.

Autonomía, creatividad y conciencia social: elementos que la ciencia, por congruencia y compromiso debería de desarrollar, fomentar y vivenciar. Usualmente no es así. Pero existe aún la posibilidad de enfocar a las disciplinas en un esfuerzo teórico y humanista, epistemológico y con conciencia social.

Concluyendo sobre el proceso dialógico, Nicol enunciará…

Sin intersubjetividad no hay objetividad.

La expresividad del pensamiento es esencial; pero a su vez lo esencial de esta expresividad no es la modalidad subjetiva de la relación personal con los objetos, con lo transubjetivo, ni es la “manifestación del yo”. Lo esencial es la intercomunicación, la relación intersubjetiva en general, en la cual consiste cualquier función simbólica.

El haber confundido esta expresividad esencial con la expresividad circunstancial de un sujeto determinado, que formula su pensamiento en un acto concreto de comunicación, fue lo que determinó aquella falsa idea de la razón pura que pretendía neutralizar el sujeto, o deshumanizarlo, como condición necesaria del pensamiento científico.

Pero la vocación de objetividad, que es propia de la ciencia, no se propone sino depurar el pensamiento de aquella parte de la subjetividad que tradicionalmente se resume en la formula “interés individual”.

Ni siquiera es necesario, además de que no sería posible, eliminar todos los rasgos expresivos del sujeto que ejerce aquella vocación. Ésta se expresa ya en la misma elección vocacional de la ciencia, y después en el estilo, en la preferencia por unos temas, en la lucidez para descubrir ciertas verdades o explorar ciertos sectores de la realidad, y en la ceguera para otros.

Pero esto no significa, por otro lado, que la verdad sea verdadera porque la exprese un sujeto peculiarmente dotado para encontrarla, o que sea verdadera sólo para él; ni que deje de ser verdadera la que encontró otro sujeto, que expresa con la búsqueda y con el hallazgo unos caracteres personales diferentes.

Nuestra vida no determina las verdades: sólo condiciona nuestra aptitud para encontrarlas.” (Nicol, 1974, pp. 75-76).

Según el pensador catalán, el encuentro de sujetos, no sólo tendrá la posibilidad humanista desde la cual nos reconstruiremos a nosotros mismos en ese insertarnos e inundarnos del, por y con el Otro/Otra, sino que también tendrá la potencialidad epistemológica de permitirnos explicar, conocer y comprender más allá de las opiniones parciales y personalistas.

Lo dialógico emerge como un elemento que permitirá al Ser desembarazarse, trascender, desfasarse de los códigos culturales manipulatorios introyectados de manera temprana, intensa, ininterrumpida y multidimensional.

Lo relacional como un elemento que puede permitir al humano superar los condicionamientos del cual él mismo no es consciente.

La otredad, como aquello que permitirá descollar sobre la ensimismación existencial, contextual y paradigmática que impide ver la corrupción de la institución, la viciadéz del entorno, la degradación de la educación y la complicidad pútrida de la ciencia.

Sólo al superar la alienación, se puede encarar la realidad por encima de la cosmovisión aparente, impuesta y utilitaria; y desde ese desfase del zeitgeist colonialista, se explica y comprende lo que verdaderamente Es, y así se construye un verdadero saber, no lo meramente programado por el corporativo.

Si nos mantenemos tanto en la cotidianeidad como en la razón instrumental, nos mantenemos adoctrinados, en verdad no estamos pensando, sólo respondemos a los comandos de las clases altas extranjeras.

Al desfasarnos de la reificación, es cuando verdaderamente comenzaremos a pensar, y a intentar lo fáctico-racional y lo genuinamente existencial.

El Otro reflexivo como un potencializador al despertar. Quizás a la pesadilla, quizás al reconocimiento de la cárcel heredada, innata y congénita; pero, ¿cómo podemos racionalmente hacer y Ser, si antes no tenemos un contacto veraz con lo sórdido de esta realidad?

La otredad dialógica reflexiva humanista, un elemento para el insight, para el darse cuenta, la autoconciencia y la responsabilidad; desde el Otro, al devenir.

Desde el Otro, acompañándonos en nuestra búsqueda de certezas, de superación de incertidumbres, de clarificación y superación de las ilusiones materiales.

Tras nuestra argumentación sobre lo dialógico, procedemos con nuestro cierre.

Conclusiones

De acuerdo a lo argumentado, se enuncia la expresión genuina como una conjunción existencial de dos mentes despiertas y analíticas; lo ético con un sentido comunicativo constructivo; el humanismo desde el diálogo; el saber necesario, aquel con conciencia social que no se deja arrastrar por el aburguesamiento individualista, sádico y utilitarista.

Lo dialógico como un análisis conjunto y necesario de las cosas graves de nuestra comunidad; reflexión grupal sobre lo que daña la vida humana y natural; elucidación comunitaria contra el mar de mentiras que nos ahoga y asesina. Mentiras programadas, impuestas y difundidas, que nos hacen odiar e ignorar al hermano hondureño, salvadoreño, chileno, brasileño, boliviano, argentino.

Centro y Sudamérica peleándonos entre nosotros mientras las transnacionales norteamericanas continúan la explotación y expoliación; nos enemistan entre nosotros mientras ellos procesan y extraen sin parar: día y noche, día y noche, minerales, carburíferos, legumbres, hasta agua, de nuestras tierras a sus depósitos y plantas de procesamiento. Divididos seguimos cayendo.

Dialogar, Ser e intentar, esa sería la propuesta que nuevamente retomamos de la teoría reichiana, nuestro deber social: estudiantes y estudiosos humanizados, humanitarios y humanizantes: alertas contra el concepto cosificante; contrastando a la disciplina cómplice y contempladora del dolor humano. Atacando el nacionalismo enemistante; actuando contra el fascismo, el mecanicismo, el fisicalismo ramplón, el materialismo ingenuo, el objetivismo insensible y la irracionalidad.

Grandes retos, pésima perspectiva, poca fe, esfuerzo agotador, horizonte desolador, desanimo, eso es lo que quiere el enemigo.

Notas

1. Al respecto, chéquese: Granados, E. (2016). Notas sobre el método dialéctico. Eepsys. Psicología y Humanidades. http://www.eepsys.com/es/notas-sobre-el-metodo-dialectico/

2. Para ampliar la noción de los servos simbólicos de la hegemonía, chéquese: Granados, E. (2020). Notas sobre y contra los mitos, sujetos de conocimiento y figuras de autoridad. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México. FES Zaragoza

3. Al respecto, chéquese: Granados, E. (2016). Fundamentos de psicología política de Wilhelm Reich. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México. FES Zaragoza.

4. Misma que deviene de la Historicidad, y que se explica por la Complejidad del Ser.

El humano ―el hombre y la mujer―, son seres complejos porque están atravesados-influidos-conformados por diversas facciones “internas” y “externas”: los ámbitos biológicos, neurológicos, etológicos, afectivos, genitales, familiares, genéricos y económicos.

Ese conjunto de elementos confluirá en un cierto entorno, en una cierta época, y al conjuntarse, surge cierta subjetividad: cierto tipo de hombre y cierto tipo de mujer.

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